La llegada de ocho nuevos partidos ha llenado de felicidad… a quienes los promueven, pero ha sido una mala noticia para el resto de los ciudadanos, que desde hoy visualizan la carga en que se convertirán esas organizaciones.
Para colmo, detrás de varias de ellas se encuentran como actores principales personajes de la política local que lo han probado todo y se niegan a estar fuera de la nómina gubernamental.
Sin embargo, la ley electoral permite esos registros y no hay fuerza o mecanismos que pueda interponerse para evitar la activación de los nuevos partidos, que solo contribuyen al hartazgo de la gente ante tanto abuso cometido con el aval de las urnas.
Ojalá los partidos con representación legislativa tengan la visión de enfrentar el problema y modificar lo que haya que modificar a fin de crear filtros más rigurosos para hacer desistir a los advenedizos.