Las actividades relacionadas con el abasto de alimentos y bienes de primera necesidad son prioritarias durante la pandemia, por lo que los negocios de ese tipo no se detendrán, aunque las ventas tendrán una tendencia natural a concentrarse en los grandes almacenes.
El problema es que los pequeños comerciantes quedarán excluidos y su economía gravemente dañada, a menos que los ciudadanos hagamos algo al respecto.
Surtir la despensa en estos días de confinamiento en la tienda de la esquina podría ser la mejor opción, siempre y cuando esa clase de lugares cuiden de cumplir con las medidas sanitarias elementales.
No se trata de un enorme sacrificio, sino de renunciar a algunas de las comodidades que ofrecen las grandes tiendas, como el estacionamiento.
Surtirnos en el pequeño comercio hará la diferencia a la hora de levantar la economía. El confinamiento no durará para siempre. Cuando concluya, los negocios comunes deben haber sobrevivido para que las redes que tejen con la comunidad se fortalezcan.
Pero la decisión está en manos de los consumidores.