La violencia debe prevenirse desde su germen y en cualquiera de sus manifestaciones. Por eso es importante no dejar pasar la oportunidad de aplicar una sanción disuasoria a actos como el que ocurrió en una secundaria de Civac, donde tres irreflexivos adolescentes se confabularon para hacer explotar un cohetón que finalmente provocó heridas a un profesor.
Es probable que a sus protagonistas les haya parecido un acto “divertido” y sin consecuencias, pero corresponde a las autoridades de todo tipo demostrar que no es así, para que otros potenciales casos no se lleguen a concretar.
Y por supuesto, cualquier otra forma de violencia debe prevenirse, a fin de recuperar la tranquilidad ciudadana que permita reiniciar la senda del desarrollo económico.