Es triste reconocer que será dentro de un tiempo presumiblemente largo cuando el Poder Judicial de la Federación dirima el conflicto interno en el Poder Judicial local, que ha pasado de simples señalamientos a acciones que pasan por el desconocimiento del nuevo órgano de control.
Los magistrados fueron elegidos para vigilar la impartición de justicia pero la politización de los órganos de gobierno de los tribunales nunca ha permitido tener garantía de imparcialidad.
Las facciones que pelean no han mirado a los justiciables.
Sin embargo, ahora estamos en una nueva etapa, donde la legitimidad de las decisiones comienza a ponerse en entredicho.
Por eso señalamos que será la justicia federal la que al final defina el conflicto, pero mientras se avecina una etapa tormentosa, a menos que a los grupos en pugna decidan arreglar el conflicto por medios civilizados que no necesariamente deben pasar por los tribunales.