A nadie sorprende que las actuales autoridades estatales vinculen al exgobernador Graco Ramírez con más delitos e incluso un homicidio.
Los niveles de saqueo de los recursos públicos hacen pensar que no es descabellada la idea, pues nada detuvo a la familia “gobernante” en su afán de obtener para su beneficio lo que estaba destinado para el bienestar de la sociedad morelense.
La fiscalía anticorrupción, presidida por un graquista, poco a poco se queda sin argumentos que justifiquen su inmovilidad.
La acumulación de pruebas debería dar un resultado, pues el agravió fue para toda la población de Morelos que –de no corregirse- deberá pagar por largos años el dinero desviado a los bolsillos de Graco Ramírez y cómplices.