Uno de los componentes de la gasolina derramada desde las tomas clandestinas que se hacen para robar combustibles puiede ser cancerígeno.
Asó lo señala el artículo que se presenta hoy en la sección “... Y sin embargo se mueve”, donde cada mióercoles un científico o un tecnólogo opinan sobre temas de relevancia.
En este caso Heidi I. Villafán Vidales señala que “Algunos de estos contaminantes sólo pueden ser detectados por el olor y sabor desagradable que le da al agua: el MTBE (Metil-tert-butil éter) es uno de ellos”.
La información señala el potencial cancerígeno de esa sustancia que se agrega como aditivo a la gasolina mexicana y que tiene la peculiaridad de que “difícilmente se degrada por biodegradación natural, y viaja grandes distancias por lo que es posible encontrarlo lejos de la zona del derrame”.
El sólo hecho de que poco a poco se comiencen a contaminar los pozos que surten de agua a Cuernavaca habla de la magnitud del problema, pero los datos que hoy se revelan señalan la necesidad de una actuación más drástica en favor de la salud pública.