La distancia del epicentro –localizado en Chiapas- hizo posible que el sismo más potente en la historia moderna del país nos permitiera salir con daños insignificantes en gran parte de los estados que sufrieron la larga sacudida.
Sin embargo, constituye una más que importante advertencia de que debemos estar preparados para este tipo de fenómenos.
Las infraestructuras pero también las viviendas deben reunir las condiciones de resistencia mínima y para eso deben ser supervisadas periódicamente.
Desafortunadamente nuestros paisanos de Chiapas, tabasco y Oaxaca no corrieron con tanta suerte y muchos de ellos padecen los estragos del terremoto.
Esperemos que el fervor patriótico que por estas fechas se manifiesta se transforme en hechos y los damnificados reciban la ayuda suficiente para seguir adelante.