No sólo el crimen organizado llevó a cabo acciones (el asesinato de Gisela Mota) que sumieron en la inestabilidad al municipio de Temixco. Las presiones de grupo para hacer que figuren familiares y amigos de los caudillos locales en puestos de relevancia hizo que la suplente de la alcaldesa asesinada fuera una persona sin la preparación suficiente para ocupar el cargo.
Sin embargo, así ocurrió con Irma Camacho García, presidenta municipal sustituta gracias a su parentesco con el Fidel Demédicis Hidalgo como único mérito.
La hoy finada fue rehén de sus rivales políticos y no pudo ejercer nunca el poder.
Sus problemas de salud finalmente le hicieron perder la vida, luego de largos meses sometidas a graves presiones.
Es triste un desenlace así, pero puede ser una referencia para los partidos políticos con miras al proceso de 2018.
Por lo pronto, seguramente se repetirá en Temixco el triste espectáculo de la disputa por el poder.