Ahora que los trágicos hechos demostraron las enormes fallas constructivas del aciago Paso Exprés es el momento de solucionar de manera integral todas las fallas de diseño. Eso debe incluir la apertura de los carriles centrales al tráfico local para evitar los embotellamientos permanentes en El Polvorín, donde sólo existe un carril para salir de Cuernavaca e incorporarse a la autopista del Sol.
Los daños económicos y medioambientales que ha causado tal torpeza no han sido suficientes para que las autoridades federales busquen una solución. Hasta ahora, porque la pérdida de dos vidas humanas ha puesto esa costosa obra en el ojo del huracán y es posible que eso contribuya a solucionar todos los problemas.
Dejar con un solo carril de salida a la capital de Morelos es una barbaridad pero ocurre por razones que ninguna autoridad ha explicado. Esa medida es parte del desastre del Paso Exprés y como tal debe corregirse.