Ninguna empresa privada actúa por amor al prójimo. Todas buscan una ganancia, de hecho, la mayor posible.
De nada servirá que se incrementa la recaudación si el ingreso adicional se va a pagar los servicios que hicieron posible eso.
Además, habría que observar la naturaleza de quien reciba la encomienda, porque no puede descartarse que haya intereses indebidos en la posible contratación.