Los daños sociales causados por la empresa constructora son enormes y deberían calcularse, para exigir que al menos se usará la garantía que seguramente depositó para indemnizar a los que se pudiera.
Si no se cuantifican y reclaman esos daños, el dinero que se ahorre la empresa irá directamente a sus ganancias, que son desproporcionadas si pensamos en la calidad del trabajo.