Entrevistada durante una visita a esta región, la funcionaria destacó que la dependencia tiene una eficacia probada sobre los casos que se han denunciado y las denuncias se han reducido en este primer semestre del año.
“Este año llevamos 14 casos denunciados, por supuesto que puede haber todavía alguna ‘cifra negra’ de este delito y por ello, buscamos generar confianza para que la gente vaya y denuncie.
A veces, en medios de comunicación, se maneja de primer momento que (un homicidio) se trata de un tema de secuestro, cuando en realidad, a veces no son de esa naturaleza, sino que tiene que ver con temas de homicidio y no son materia de la unidad especializada de combate al secuestro”.
Reconoció que pueden existir también casos de privación ilegal de la libertad, pero que no tienen necesariamente una exigencia económica que pueda llegar a configurar después una circunstancia de secuestro.
Expuso que de los 14 casos denunciados en lo que va del año, dos están todavía por cerrar todo el proceso, ninguno de ellos corresponde a la zona sur.
Aseguró que ahora es más difícil que un caso de secuestro no se persiga, a pesar de que no exista denuncia, porque es un delito que se persigue por oficio.
“Como es un delito perseguible de oficio, cuando no va una familia formalmente a denunciar nosotros obtenemos información a veces hasta de medios de comunicación, de redes sociales, de referencias que nos dan fuentes de información incluso gubernamentales. Eso a nosotros nos obliga a iniciar inmediatamente una denuncia, de tal manera que si yo no tengo esos datos, pues para mí no habría una cifra negra en cuanto a una denuncia directa de un familiar. En este momento no tengo denuncias paralelas o digamos que no sean de manera directa, y otro mecanismo que se utiliza para poder nosotros determinar si hay un caso no denunciado, es información que acopian las diferentes agencias de investigación, tanto de la Secretaría de Gobernación como de la Comisión Nacional de Seguridad de la PGR. Se conforma un grupo a nivel central federal, donde cada estado emite casos que pudieran ser no denunciados y después, nos lo devuelven a la unidad antisecuestros para que crucemos datos y veamos cuáles fueron denunciados y cuáles no. De los que no fueron denunciados, o de los que se tienen referencias de cifras negras, porque aparecen a lo mejor hasta en un periódico, nosotros estamos obligados a iniciar (la denuncia). La SEIDO, que es la responsable de remitir esta información, este año no nos ha mandado ese tipo de información, porque hemos logrado con la estrategia de articulación operativa estatal y federal, captar todas las denuncias, de tal manera que si ahora alguien va por ejemplo a la zona militar y quiere presentar una denuncia para decir que hay un secuestro, ellos en lugar de quedarse con esa información, nos remiten a las víctimas, las atendemos nosotros y ya es un caso denunciado, y antes, esos casos podían quedarse ahí y la gente ya después no iba al Ministerio Público a denunciar”.
Dijo que lo mismo ocurre, si la gente hace la denuncia con la Policía Federal, ésta los encauza a su fiscalía.
Refirió que el año pasado, se denunciaron 128 secuestros. A esta fecha, ya había alrededor de 80. “Si lo comparamos con los 14 que llevamos en este año 2015, la respuesta tiene que ver no con el hecho de que ya no se denuncie, sino con los 245 detenidos del año pasado y con el aseguramiento de todos los lideres de las bandas, tanto en la región de Jojutla, como la de Cuautla y la metropolitana. El mayor número de detenciones, se produjo entre la zona metropolitana y hacia Xochitepec, Puente de Ixtla y Amacuzac. La mayor concentración de células dedicadas al secuestro, estaban en la zona metropolitana. “Hoy es a la inversa, la zona metropolitana ya no tiene eventos con esa frecuencia”.
Expuso que en el año 2013, uno de cada tres secuestradores en Morelos, venía de otra entidad federativa; para el 2014, se observó que dos de cada tres venía de otra entidad y para 2015, se ha notado que hay una combinación, entre gente de fuera y gente local. “Eso ocurre por la desfragmentación que se dio con la detención de numerosas células que estaban articuladas para el delito de secuestro”.