El cronista municipal Guillermo Mañón Cerrillo explicó que el nombramiento, se dio durante la gestión del primer gobernador constitucional del estado de Morelos, el general liberal defensor de la república don Francisco Leyva Arciniegas y se da como parte del homenaje póstumo a don Benito Juárez García, por su relación estrecha y su identificación política con algunos jojutlenses liberales de la época.
“Desde entonces y hasta la fecha, Jojutla es una ciudad juarista. Por eso, el 15 de mayo del año 1873, firma y publica el gobernador, el decreto por el que se concede a Jojutla la categoría política de ciudad, con la denominación oficial de Jojutla de Juárez”.
Comentó que como municipio, Jojutla se creó antes incluso que el estado de Morelos. “En 1847, durante la invasión americana, Jojutla es erigido como municipio del Estado de México; todavía antes de que fuera estado de Morelos”. “A mí me parece que es un hecho significativo porque Jojutla es una ciudad y un municipio que conserva su vitalidad. En el siglo XIX, Jojutla alcanza un grado de progreso extraordinario. Ha sido desde entones la ciudad más importante de lo que es ahora el sur de Morelos, con influencia hasta con ciudades vecinas del norte de Guerrero y aún en algunas partes del estado de México y Puebla. Jojutla progresa en el siglo XIX con la introducción del cultivo del arroz y su industria, que se complementa con el cultivo colonial de la caña y provoca un ‘boom’ económico, que hace de Jojutla esa ciudad tan importante, donde se fortalece una clase media, que como lo dicen sus cronistas antiguos, logra un equilibrio entre los ricos hacendados y sus administradores. La clase media de Jojutla data desde entonces”.
Refirió que en 1850, un grupo de jojutlenses solicitaron la restitución de unas tierras que habían sido del barrio de Tetecalita, extinto para esa fecha por alguna epidemia, y siendo don Benito Juárez ministro de justicia interviene, de manera que logran resolver algo que otras comunidades en la región no resolvieron sino hasta la revolución, que fue la dotación de tierras.
“En la región de Jojutla se forma un grupo de pequeños propietarios integrados a esa clase media de agricultores, que son los que le dan estabilidad a la ciudad. Una estabilidad que se rompe hasta principios del siglo XX, en 1911, cuando llega la revolución. La inauguración de la estación del tren, fue la perla de la corona del progreso de Jojutla, pero en 1911 todo eso se acaba y gentes prominentes como el padre Minos, don Felipe Ruiz de Velazco y otras gentes más se van a refugiar a la ciudad de México y a Puebla, y adiós a la bella Jojutla”, dice un capítulo escrito por Roberto Burnett.