Señaló que durante este periodo de vacacional, el descanso es comúnmente para los menores de edad y no en todos los casos para los padres de familia, ya que esto se vuelve un riesgo debido a que en ocasiones, los infantes quedan bajo vigilancia de los abuelos, hermanos mayores o niñeras, quienes no se responsabilizan en su totalidad del cuidado de los niños.
Pineda Ocampo destacó que de acuerdo con las estadísticas, la casa es el lugar donde ocurre la mayor cantidad de incidentes, que en su mayoría dejan secuelas a la salud.
De igual forma, el galeno mencionó que se trata de acontecimientos no premeditados cuyo resultado son daños corporales identificables; los más comunes se dan por curiosidad, ya que los niños se la pasan hurgando, ideando algún juego para entretenerse y explorando el medio.
Asimismo, el director de nosocomio recalcó que “los accidentes caseros son más frecuentes cuando los pequeños tienen hambre o están cansados, o bien, si son muy activos y por lo general los imprevistos ocurren si los padres están ocupados o no tienen plena conciencia de los riesgos que el menor va adquiriendo a medida que crece”, aseveró.
Finalmente, explicó que las estadísticas revelan que es durante la temporada vacacional de verano cuando los accidentes en niños se incrementan hasta 30 por ciento, siendo las consecuencias más frecuentes quemaduras, traumatismos cráneo-encefálicos (golpes en la cabeza), fracturas en huesos largos (brazos y piernas) e intoxicaciones por ingesta de medicamentos y productos de limpieza.
Ante tal situación, Donato Pineda recomendó a los padres de familia que vigilen y permanezcan atentos a las actividades de los niños, pero sin llegar a inducir temor o miedo en ellos, ya que también es importante que aprendan a conocer dónde está el peligro, sin sobreprotegerlos.