Para empezar, de acuerdo con versiones de los propios militantes, los candidatos de municipios que tenían impugnaciones no se registraron en el respectivo Consejo Municipal Electoral, sino que se fueron directamente hasta el Consejo Estatal, para evitar sabotajes.
Así, en lugar de inscribirse al proceso con la tradicional banda de viento y la presencia de simpatizantes, pasaron prácticamente inadvertidos, como queriendo escabullirse de la opinión pública.
Generalmente, el registro es un buen momento para mostrar su fuerza y la aceptación ciudadana, sin embargo, poco se vio de eso en el PRI.
Destaca el caso de Jojutla, el municipio más importante de la región sur, cuya planilla para Ayuntamiento del tricolor, al parecer, se registró en Cuernavaca, y además, al punto de cierre de la convocatoria. Es el caso en
el cual hasta este momento, no se sabe si la planilla que se registró será la que compita finalmente, pues faltaba la resolución del Tribunal Electoral en la impugnación de Enoé Salgado Jaimes, en contra de la candidatura de Arturo Ocampo Pineda. Versiones de los propios priistas señalan que Salgado Jaimes ya habría aceptado la sindicatura y eso pondría fin al conflicto. Sin embargo, hasta este fin de semana, no era definitivo.
Lo cierto es que mientras los priistas siguen con sus disputas y acomodos, los demás candidatos comienzan ya a delinear la estrategia para el arranque de campaña.
Si los candidatos a alcaldes priistas creen que por ser compadres de Amado Orihuela o de Manuel Martínez Garrigós, se les tiene asegurado el triunfo, se van a llevar una gran decepción cuando hagan contacto con los ciudadanos en sus respectivas campañas.
Es ahí donde comenzará la competencia, y donde sepamos quiénes son y qué piensan, porque personas como Arturo Ocampo, en Jojutla y Paco Díaz en Zacatepec, son verdaderas incógnitas.