Tan sólo el año pasado, dijo, fueron mil 700 árboles los que recibieron por parte de la Conafor (Comisión Nacional Forestal) y de la CEAMA (Comisión Estatal del Agua y Medio Ambiente), entre especies de ornato, frutales y reforestación.
Agregó que esto se ha debido a que en muchas ocasiones los árboles se siembran en los ejidos; en otras, las condiciones climáticas no favorecen su crecimiento, y otras más, se dejan abandonados.
“Del 100% de los árboles que recibimos para reforestar las zonas del municipio, sólo se mantienen alrededor de 40% debido al área silvestre, además de que los árboles que se entrega de la Conafor son de entre los 25, 35 ó 40 centímetros de altura con un diámetro del tronco de cinco centímetros, mientras que los de CEAMA son de hasta un metro de altura pero con un diámetro pequeño. Por lo que consideramos que se deben de recibir en mejores condiciones para garantizar su crecimiento”, mencionó Mendoza Arce.
Asimismo destacó que la mayor demanda de la población son árboles frutales, y los de reforestación comúnmente son donados a los ejidatarios; un solo productor se lleva hasta 50 árboles para que se siembren en el ejido, dijo.
Destacó que para este año esperan una cantidad similar para llevar a cabo la reforestación de las zonas devastadas, además de que por cada árbol que se va a tirar, se tienen que plantar entre cinco o diez árboles, dependiendo el caso, acotó.