Pobladores de ese municipio indígena colocan cruces de flores en viviendas, sembradíos, transporte público y otros sitios como protección, cada 28 de septiembre.

Coatetelco.- Este municipio indígena se vistió de color naranja con la tradicional cruz de pericón, en vísperas a San Miguel Arcángel, una de las tradiciones arraigadas en Morelos, como es la colocación de la citada cruz en las puertas y ventanas de las casas, vehículos y sembradíos.

Diana Alejandra Octaviano Lozada, directora municipal de Cultura y Turismo, comentó que está tradición se usa desde tiempos prehispánicos y, tras la llegada de los españoles, se adoptó como protección contra el diablo, que –según la creencia católica– está suelto el 29 de septiembre, día de San Miguel Arcángel.

Explicó que el pericón es una planta asociada antiguamente al culto a Tláloc; su importancia no es sólo por ser una herencia indígena, sino porque esencialmente es un patrimonio de México que se sigue utilizando con fines curativos y para rituales.

La directora de Cultura y Turismo mencionó que es una ceremonia agrícola tradicional que se realiza el 28 de septiembre (día anterior a la llegada de San Miguel), donde se usa el pericón.

“La cruz de pericón –llamada así por la gran semejanza que tiene con el hipericón europeo– se coloca para protegerse contra los malos aires, que pueden dañar las cosechas, los hogares y la vida de la comunidad. Las ofrendas descubiertas en el Templo Mayor dedicadas a Tláloc tenían restos de pericón; la planta se usaba como incienso y como flor de ofrenda en las festividades dedicadas al dios de la lluvia”, relató.

Recordó que el 28 de septiembre es la primera “elotada” del año, deleitando de elotes hervidos, asados, en esquites o en tamales; éste es el día en el que tradicionalmente se cosechan los elotes de siembra de temporal.

Lozada Octaviano refirió que de acuerdo con la tradición, el 28 de septiembre se colocan las cruces de flor de pericón, con la creencia de que si se ponen en puertas y ventanas y en las cuatro esquinas de los sembradíos, en los comercios, en los medios de transporte y en el cruce de los caminos, el diablo no podrá entrar y no causará males.

Además, en Coatetelco se acostumbra ir al panteón a compartir con sus seres queridos ya fallecidos, sus cosechas; elotes hervidos, en tamales, frutas de temporada y flor de pericón. También decoran las tumbas con coronas de flores, mantos de papel picado conocidos como pancitas y velas de cebo.

“Es un momento de convivencia acompañado en algunos casos con música de banda de viento, norteño o simplemente música grabada”, dijo. 

Señaló que ésta es una de las tradiciones más importantes en los panteones de Coatetelco, aún más que el mismo Día de Muertos.