Cada vez más familias mantienen esta tradición que el Centro Cultural “Tlanchana” se ha dedicado a rescatar.
Miacatlán.- Las ofrendas colgantes para recibir a los seres queridos que ya se han ido son una herencia prehispánica en Coatetelco, comunidad indígena hoy decretada municipio, recordó Teódula Alemán Cleto, cronista de la comunidad y fundadora del Centro Cultural “Tlanchana”, espacio creado para rescatar y preservar las tradiciones, usos y costumbres de este lugar.
Teódula Alemán, maestra de educación primaria de profesión, también conocida como "mamá Teo", con ayuda de familiares y conocidos, colocó la ofrenda colgante en el pasillo de su casa y creó un camino de flor de cempasúchil acompañado con copal y velas, para recibir a sus seres queridos.
La ofrenda, instalada sobre un huatlapechtle (una base de carrizo verde envuelto con hojas de plátano y colgada sobre la viga del techo de las casas), contiene elementos básicos de acuerdo a la creencia indígena: velas orientadas a los puntos cardinales, la flor, básicamente de cempasúchil, y la comida típica como el mole verde, tamales de masa blanca en hojas de maíz, calabaza en dulce, tejocotes en almíbar, tlaxcales de maíz, chocolate en agua, fruta, agua y sal, principalmente, en recipientes nuevos de barro.
Con su vista cansada y una voz tenue, mamá Teo recordó que esta tradición viene desde la época prehispánica, ya que los antepasados siempre respetaron a los muertos; como parte de ello, ofrecían pan, chocolate y mole verde con tamales a aquellos que se han adelantado en el camino de la vida, dando paso a la muerte.
Esta tradición que ha dado identidad a Coatetelco se ha rescatado a través del Centro Cultural. Cada año son más las familias que aún colocan estas ofrendas colgándolas de las vigas de los techos, para esperar la llegada de sus fieles difuntos.
Mencionó que en la comunidad las familias se preparan meses antes para reunir dinero y poder adquirir todos los productos para la instalación de estas ofrendas; en muchos casos, las familias preparan ellas mismas los alimentos que serán colocados ahí.
En muchos casos aún las ofrendas son colocadas desde el 31 de octubre, para los niños, según la tradición, y la renuevan el día uno de noviembre para todos los difuntos, y el día siguiente (dos de noviembre) se lleva la flor y los alimentos al panteón donde se realiza toda una fiesta.