Relató un caso en el que dijo, mostraba que no se daba manejo adecuado en el mantenimiento. “Se nos reportó una patrulla parada por semanas en Cuautla, con el argumento de que requeriría de unos 20 mil pesos para su reparación. Enviamos a nuestro personal especializado y resulta que la unidad sólo estaba 'fuera de tiempo', no requirió ninguna inversión para echarla a caminar”.
Luego agregó una serie de sucesos que evidenciaban mala fe o incapacidad de quienes tenían que mantener en operación las cerca de mil 500 unidades de la administración pública, de tal manera que se tuvo que trabajar en el diseño de un proyecto que además tenía que generar ahorros sustanciales en el costo del mantenimiento.
Dijo que se puso en práctica una serie de normas de operación y requisitos en los talleres de gobierno. “Hoy, la factura de alguna reparación no se acepta si antes nuestra gente no ha verificado que efectivamente se realizó el trabajo que viene en el documento, es decir, existe un estricto control que refleja disminución de gasto”.
Lo anterior, agregó, es por un lado, por el otro igualmente se recurrió a medidas correctivas en lo que tiene que ver con el consumo de gasolina. Se opera vía tarjetas, ya no vales como antes, pero cada unidad es analizada en lo que toca a los recorridos, funciones y tiempos que anda en la calle, para saber cuánto energético requiere por día, semana o mes.
Al responsable de la unidad se le da el equivalente a lo que dio el estudio y nada más, aseguró. Con ello también se evita que se utilice el parque vehicular oficial para cuestiones personales o de familia, que era otro inconveniente histórico en lo que al tema se refiere.
Eso sí, dijo Barona Lavín, se cuenta con cerca de 500 automotores en calidad de patrullas policiacas, y ahí, por el servicio que prestan, no hay límites en relación al consumo de gasolina, aunque tampoco tienen manos libres, porque se dispone de controles y hay un encargado en la Comisión Estatal de Seguridad Pública que da cuentas de todo eso y lleva un registro.