Bebidas de mango, ponche tropical, waffles, sopa de vegetales, espagheti con salsa, tortillas, entre otros, son algunos de los alimentos que se consumen en la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés), contrario a lo creído y a lo que fue al principio de la era espacial, época en que los alimentos se trataban de una desabrida pasta nutrimental en un tubo como el de una pasta dental. No obstante, toda esta comida de distintos sabores y texturas requiere de procesos de análisis para conocer la cantidad de minerales, vitaminas, calorías y nutrientes que contienen para poder brindar la alimentación saludable que los humanos requieren en el espacio.
Ahora, gracias a todos los avances ingenieriles que se han logrado, los astronautas disfrutan de muchas de sus comidas favoritas. Cada agencia espacial a bordo de la ISS tiene la responsabilidad de administrar los alimentos de sus astronautas.
Dietas y el futuro
Antes de que el astronauta salga al espacio, se reúne con un científico que le ayuda a definir lo que consumirá durante el día, tres veces al día, y que cumpla con una cantidad de dos mil a tres mil 200 calorías dependiendo de su sexo y tamaño corporal. En el espacio, al igual que en la Tierra, no se debe basar la alimentación sana en una dieta de frutas y verduras solamente, “como todo ser humano, es importante que los astronautas consuman lo que les gusta. Porque si les das algo que no les agrada, no lo van a consumir. Muchas veces esa es la meta”, explicó la ingeniera aeroespacial del Johnson Space Center, Dalia Quintanilla Riojas.
Puesto que la ISS tiene condiciones de microgravedad, es necesario que las bolsas plásticas recipientes de los alimentos tengan un elemento que las mantenga en un lugar y no se desplacen sin control por toda la nave. Las pequeñas bolsas de comida cuentan con velcro en la parte posterior que se sujeta a una charola y evita su dispersión.
Actualmente, los sistemas de comida implementados en la ISS son pequeñas bolsas de un plástico especial que mantienen la comida en vacío y deshidratada. Las bolsas deben estar selladas con mucho cuidado, puesto que si llegaran a romperse ya no podrían ser consumidas. Una vez que se quieren consumir, se les añade agua para hidratar y poder ingerir.
En las naves de las próximas misiones esto no será posible puesto que no se viajará con más del agua necesaria porque implicaría mayor peso del vehículo y, por ende, mayor gasto en el lanzamiento. Es por ello que los ingenieros de la NASA ya trabajan en otro sistema. “Para hacer esto, mucha de la comida se tendrá que reempaquetar en el sentido de que no se permitirá comida que pueda desprender partículas, porque esto ocasionaría daños a los astronautas, por ejemplo en un ojo, o tapar un filtro, por lo que siempre debemos tener especial cuidado con este asunto. La comida irá empaquetada por día y estará lista para comerse”, agregó la investigadora.
En cuanto al viaje al planeta rojo, Marte, la comida de los tripulantes de la nave deberá estar mucho más preservada dado el número de semanas y meses que tardarán en llegar a su destino planetario. Hoy en día en la ISS ya se siembran algunas verduras, como la lechuga, en muy pequeñas cantidades, que aún no alcanzarían para viajes interplanetarios, comentó Humberto Sánchez, ingeniero mecánico de la NASA.
En el futuro, los desarrollos tecnológicos y científicos deberán ser más avanzados e incluso involucrar la siembra o crianza de vegetales en la nave para llevarnos cada día más lejos en el universo.