En los últimos meses se han presentado varias denuncias ante la Procuraduría General de Justicia por los actos delictivos, además de quejas ante la Secretaría de Seguridad Pública, sin embargo, al momento no se ha actuado para disminuir la grave situación.
Tal es la desatención por las autoridades, dijo Aurelio Carmona Sandoval, líder de Rutas Unidas, que los concesionarios han optado por no interponer más denuncias penales, porque sólo se afecta a la imagen del operador y nunca se logra la reposición del daño.
Sólo el 3 por ciento de los asaltos cometidos en lo que va del año se ha denunciado, el resto nunca se registró ante las autoridades de la procuración de justicia.
“Las quejas no son sólo de los transportistas, también la ciudadanía lo ha hecho. Las autoridades tienen la obligación de organizarse para hacer operativos y bajar ese alto índice de asaltos”, declaró Aurelio Carmona Sandoval.
El problema, añadió el líder de Rutas Unidas, es que los robos no sólo han afectado los ingresos de los conductores y los concesionarios, también de los usuarios, porque de igual forma son despojados de sus pertenencias cuando los rateros se suben a la unidad, cuando antes sólo se despojaba de sus cosas al chofer.
En el transporte público sin itinerario fijo los asaltos tampoco han disminuido, son cometidos diariamente por personas bien armadas, que sorprenden al operador sin que se pueda defender e incluso hasta el vehículo es robado y en muchas ocasiones jamás es recuperado, porque las aseguradoras en varios casos no se hacen cargo de la pérdida.
Diariamente se registran hasta cuatro asaltos en las taxis, el delito se comete a sorpresa del operador, porque los rateros se hacen pasar por usuarios y al estar dentro de la unidad sacan su arma y efectúan el robo.
Los líderes transportistas pidieron una vez más que se cumplan los operativos que el secretario de Seguridad, Gastón Menchaca Arias, se comprometió a realizar desde hace tres meses y a la fecha no se han visto retenes ni rondines para revisar las unidades públicas ni vigilar las calles.