Todos muy limpios y bien cambiados. Las mujeres con el pelo recién teñido y los labios rojos. Se pusieron su perfume preferido porque van a estar muy cerca de sus parejas o del público que los va a oír cantar.
Hay cerca de veinte hombres y mujeres -de los ochenta que por lo común asisten a este espacio de convivencia, según la coordinadora del programa Tomasa Lambarén Díaz-. Se conocen entre ellos, se les ve en la manera tan suelta en que platican, en la sonrisa con la que charlan, en la carcajada que explota por alguna ocurrencia.
La increíble, espectacular y jamás igualada
De entre todos esos “jovenazos” destaca uno en especial. Es flaco, como de 1.65 de estatura, moreno, de pelo largo, rizado. Usa lentes negros y está vestido con un blazer café, camisa negra estampada, pantalones negros y zapatos negros. Hoy no trae nada en la espalda pero casi siempre se pega un letrero que dice: “La voz gemela de Rigo Tovar”.
Rigo va de los grupitos de adultos mayores a la calle y viceversa; está inquieto porque espera que lleven el equipo de sonido para realizar actividades en los brevísimos espacios que los puesteros han dejado, pero los aparatos no llegan.
Todos los que hemos asistido a fiestas populares hemos visto a Rigo saludando, dando autógrafos o cantando. Algunos incluso hemos leído parte de su historia: que el 27 de marzo de 2005, dejó de llamarse Jacobo Peralta Solís –nacido en Matamoros, Puebla, hace 65 años- y comenzó a ser conocido en Cuernavaca y en todo Morelos como “la increíble, espectacular y jamás igualada Voz Gemela de Rigo Tovar”, según el mismo se presenta.
No voy a dejar que nadie te olvide
–Una vez, en Temixco en un baile, allá por el año 2002, le dije a Rigo Tovar, con el que yo llevaba una bonita amistad, que el día que Dios no lo quisiera y se lo llevara, no dejaría que nadie lo olvidara, me vestiría como él, lo imitaría y cantaría sus canciones hasta que yo me muriera. Y a él le gustó y me dio permiso. Yo he sido músico toda mi vida, y antes de la muerte de Rigo yo cantaba canciones de la Sonora Santanera, de Mike Laure, inclusive de más joven cantaba rocanrol y con orquesta y con sonoras.
Como buen fan, conoce todo sobre su ídolo Rigoberto Tovar García, nacido en Matamoros, Tamaulipas, el 29 de marzo de 1946; sabe que fue un cantante y músico que dominaba géneros como los boleros, cumbias, baladas, bolero ranchero, Trio, heavy metal, cha cha chá, porro, norteñas, música tejana, chicanas, villancicos, canciones infantiles, rock and roll y música clásica con orquesta sinfónica, banda sinaloense; también, que en 1979 rompió un récord de asistencia para un solo artista en Monterrey, Nuevo León: en las márgenes del río Santa Catarina reunió a más de 400,000 personas, y los periódicos El Norte y El Sol de Monterrey declararon que "Rigo Tovar llenó más que el Papa", ya que Juan Pablo II reunió a 300,000 personas cuando visitó el mismo sitio. También está enterado de que en México se registraron más de 445 club de seguidores de Rigo Tovar y que grabó los siguientes álbumes: Matamoros querido (1972); Cómo será la mujer (1973); En la cumbre (1974); En acción (1975); 'Te quiero', dijiste... (1976); Amor y cumbia (1976); Dos tardes de mi vida (1977); ¡Oh, qué gusto de volverte a ver! (1978); Con mariachi, vol. 1 (1979); Rigo Tovar en vivo (1979); Con mariachi, vol. 2 (1980); Reflexiona (1980); Rigo Rock (1980); Rigo 81 (1981); 10 años, tropicalísimo (1982); Sublime y bohemio (1982); Con mariachi, vol. 3 (1983); De nuevo en contacto musical (1984); El músico chiflado (1985); Quítate la máscara (1987); Baila mi ritmo (1989); La fiera (1989); Los últimos éxitos de Rigo Tovar (1989); El ritmo del sirenito (1990); El sirenito (1990); Rigo, el guapo (1992); Éxitos con banda(1994).
–Lo que más me impresionaba de Rigo era su personalidad: era un imán; además, lo conocían todas las personas, desde el más rico hasta el más pobre y saludaba a todos y se acercaba a todos, porque no lo hicieron ídolo las televisoras sino el pueblo. A mí me pasa como a él, me saluda el rico, el bolero, el vendedor, el policía, todo mundo me conoce y me saluda.
La Voz Gemela de Rigo Tovar es cantante, director musical y locutor. Tiene tres programas en el jardín San Juan: los martes, en “La Hora del Pueblo” –que antes se realizaba en Plaza de Armas pero lo pasaron al jardín San Juan-, los viernes en “Cuernavaca en Primavera” y los domingos en un programa de música viva para personas de la tercera edad –que en la capital de Morelos llegan a 41,440, de acuerdo con el último censo del Inegi-. También da clases en una escuela de música ubicada en instalaciones en el PRI municipal y ameniza fiestas y reuniones.
Tigrazo
La Voz Gemela toca todo el repertorio de Rigo Tovar pero hay dos canciones, en especial, que lo han marcado:
–Me gusta mucho “Carita de ángel” porque me recuerda a algunas chicas que he tenido; porque tú sabes que con la fama luego luego salen las chavas porque creen que tengo demasiado dinero, y sí, me siguen, y pues a esa edad pues las chicas tiene su carita de ángel muy bonitas; esa canción me gusta mucho, pero no es la que más me piden; la que no debe faltar y levanta gritos femeninos es “Perdóname mi amor por ser tan guapo”. Jajaja. Son las llegadoras, con ellas he hecho bastantes conquistas en las colonias en las que me he presentado. Yo nomás canto y las chiquillas se alocan cuando me escuchan y me ven. Me dejo querer, pues.
Lleva viviendo 22 años en Cuernavaca y ha echado raíces aquí. Piensa en continuar su legado musical.
–Tengo seis hijas, pero de diferente esposa; a algunas les gusta el espectáculo y a lo mejor siguen mi pasión por la música.
De igual a igual con los grandes
La Voz Gemela ha alternado con grandes cantantes y grupos como la Sonora Dinamita, Los Modernistas de Morelos, Super Clan de México y muchos otros, en la entidad y en otras partes de la república mexicana. Su vida está cundida de anécdotas:
–Una vez que fui con mi conjunto musical Playa Azul –como el Costa Azul- a la ciudad de Toluca, en diciembre. Me dio muchísimo frío y me se entumieron las manos y se me cerró la garganta, me puse ronco, entonces me ofrecieron un trago. “Rigo: tómate un mezcal del que hacemos aquí”, me dijo un compañero de por aquellos rumbos, pero yo no quería porque no tomo ni fumo, cuido mucho mi voz; pero esa vez le tuve que entrar al mezcal y me lo tomé. Entonces, se me desentumieron las manos y se me abrió la garganta y me eché cuatro horas cantando.
Alguien llama desde la calle a Rigo. Antes de ir, me obsequia un disco compacto dentro una envoltura de celofán. En la portada hay una fotografía de él con su clásico saludo de “amor y paz” y en el anverso, escrito a mano con bolígrafo azul, una relación de canciones y los teléfonos para contrataciones: 777 346-89-33 y 777 303-52-45.
Rigo se aleja.
–“Perdónenme por ser tan guapo”, –les dice a las chicas de más de sesenta años que platican sentadas en el cemento de las jardineras del Jardín San Juan y se encamina hacia la avenida Morelos a esperar el equipo de sonido que tiene más dos horas que no llega. Ni llegaría.