Esteban González, uno de los que encabezaron el grupo cercano a 300 personas, explicó que hace un año se firmaron acuerdos con la administración estatal a fin de iniciar la construcción del puente, que debió iniciar la primera semana de abril, con un presupuesto a ejercer de siete millones de pesos.
Sin embargo, hasta junio, dijo, se presentaron cinco trabajadores con una olla mezcladora y empezaron a rascar, “es decir, una burla para nosotros, porque nunca lo tomaron en serio y sólo estuvieron unos días, luego desaparecieron con el argumento de que el río estaba crecido, cosa por demás burda”.
Luego de recordar que llevan 10 años buscando quien les haga caso al respecto, Esteban González mencionó que las autoridades están incumpliendo un convenio formalizado ante la comunidad, y de manera discreta decidieron suspender los trabajos por 45 días, cuando ya están a punto de entregar la administración.
Alfredo Juárez Iglesias, vocero del grupo, dijo que el enojo es porque afirman que es la única vialidad con la que cuentan para sacar la producción agropecuaria, productos como ejote, cebolla y maíz, además de que por ahí deben salir niños a las escuelas y con lo que ya se rascó, ahora es prácticamente imposible pasar por ahí.
Lo peor, dijeron, es que el gobierno estatal dice que ya le adelantó a la constructora “fantasma” 3.5 millones de pesos, es decir el 50 por ciento, cuando de manera formal no se ha hecho nada, “tenemos el temor fundado de que buscan aplicar un fraude y quedarse con el dinero autorizado, luego de que ya salga esta administración”.
Con gritos y consignas pidieron cabal cumplimiento a los acuerdos, aunque la molestia también acrecentó porque los recibieron con unos 50 policías apostados en las entradas de Palacio, con el propósito de impedir cualquier intento de ingresar al edificio.