Así lo advirtió el doctor Agustín López Murguía, secretario académico del Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México ubicado en Cuernavaca.
En los últimos años se ha difundido especialmente en el campo de la publicidad las propiedades que tienen algunas frutas que contienen antioxidantes. De manera oportuna La Unión de Morelos dio a conocer la importancia del consumo de dichos frutos en forma natural y la advertencia de posibles engaños y riesgos en productos que se venden como “milagro” que no tienen ningún efecto positivo si el consumo no es natural.
Ahora el investigador del IBT alertó que el exceso en el consumo de dichas frutas puede ser perjudicial. Los datos, que son resultados de estudios, fueron referidos en la gaceta de la casa de estudios, los cuales establecen que el consumo de antioxidantes de frutas y verduras es apropiado para la salud en porciones recomendadas para una dieta balanceada; sin embargo, en demasía puede ser perjudicial.
El doctor expuso que las células requieren de un balance de óxido-reducción adecuado al cual están supeditadas muchas de sus funciones; de otro modo, podrían afectarse las regulatorias o neutralizar mecanismos de defensa que dependen de oxidantes naturales, entre otros.
Otro problema, se señala en la citada publicación, es la inclusión de variedades exóticas. Por ejemplo, “el kiwi, originario del sur de China e introducido a Nueva Zelanda a principios del siglo pasado, ya se comercializa en todo el mundo, y aunque tiene múltiples propiedades benéficas para la salud (nutracéuticas), hoy en día se conoce que es uno de los frutos que genera mayor reacción alergénica en poblaciones que no están acostumbradas a consumirlo”.
Es importante mantenerse bien informado sobre aspectos derivados de la ingesta elevada de antioxidantes, o de las consecuencias que pueden tener nuevos productos en nuestro sistema nutricional, aunque sean naturales, de la misma manera que las instancias de salud tienen que regular la seguridad de aditivos que se emplean en la industria alimentaria, recomendó.
Otro aspecto es el contenido de azúcar, como las uvas, ricas en
fitoquímicos benéficos para la salud, pero que en abundancia pueden representar una importante cantidad de calorías, contraproducente para personas con sobrepeso o para quienes desean encontrar sustitutos a los refrescos.
El doctor señaló que las frutas y las verduras tienen compuestos nutracéuticos, es decir, sustancias con efectos preventivos o curativos contra toda una gama de enfermedades.
Algunas se agrupan en el término genérico de antioxidantes (cuyo consumo se asocia a niveles bajos de colesterol en la sangre); no obstante, sus propiedades son mucho más amplias, ya que actúan también como agentes antiinflamatorios o inhibidores del desarrollo de células cancerosas, entre otras funciones; si tienen un alto contenido de estas cualidades, se les califica como súper.
Es el caso de las moras (mora azul, arándano, frambuesa, zarzamora), el noni, rambután, mangostán, granada y kiwi dorado, entre otras.
Se ha demostrado que los arándanos, por ejemplo, tienen injerencia en la eliminación de infecciones del tracto urinario, difíciles de combatir.
Sin embargo, aclaró López Munguía, muchos de los modelos experimentales a partir de los que se concluyen las propiedades de esos compuestos, se hacen en el laboratorio con concentraciones altas, muy por arriba de las encontradas en una fruta.
Para igualar un experimento hecho con animales propensos a diabetes o males neurodegenerativos, se requeriría de una enorme ingesta de la fruta o del compuesto nutracéutico.
Entonces, --continúa la publicación-- las virtudes son manipuladas para vender. En un artículo de la revista Nature, en 2006, se planteó que el consumo de resveratrol, antioxidante presente en la semilla de uva, mejora la calidad de vida de ratas sometidas a una dieta alta en calorías, como ocurre en el primer mundo; sin embargo, las dosis para humanos equivaldrían a beber decenas de botellas de vino al día. “La resolución de los problemas de salud definitivamente no está garantizada y es multifactorial”, consideró.
Además, dijo, hay productos con efectos importantes en la salud y no necesariamente concentran una alta actividad antioxidante. “En los mangos hay compuestos nutracéuticos que específicamente se ha demostrado que tienen una actividad anticancerígena, pero no son súperfrutas.
Los plátanos, en tanto, incluyen almidón y azúcares que dan un aporte energético a la dieta, ideales a la mitad de una carrera de distancia”.
También debe tomarse en cuenta que las llamadas súperfrutas tienen poca disponibilidad porque en muchos casos son importadas.
Se trata de productos perecederos, con un tiempo de vida de anaquel corto. Por ello, la manera de comercializarlas es por medio del procesamiento: jugos, mermeladas o concentrados.
Si bien es cierto que su contenido de compuestos nutracénicos es alto, no son muy accesibles y su costo está muy por encima del de otras, igualmente ricas en fitoquímicos y que sí se encuentran en el mercado mexicano. Ejemplo de ello son las manzanas, sin la mística que rodea a los arándanos o a las moras azules, aunque son ricas en antioxidantes si se consumen con cáscara; tienen diferentes variedades a lo largo del año, a precios accesibles para la población en general.
Finalmente, el investigador señaló que lo importante, es que la gente se informe y conozca los productos que son importantes para su dieta, “porque hay muchas formas con las que la mercadotecnia puede llevarnos al consumo excesivo y al desbalance. Tampoco debe olvidarse que en la medida que se combinen frutas y verduras se logra una mejor salud”.