Sociedad
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El ciclo del cultivo del arroz del Estado de Morelos

TXT Chef Lynda C. Balderas
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Conocer a detalle el ciclo del cultivo de cada uno de los alimentos que nos regala la madre Tierra es maravilloso, nos motiva a valorar el alimento, a evitar su desperdicio y sobre todo se crea esa conexión con la tierra, una relación bastante deteriorada entre los seres humanos y el resto de los seres vivos.

Es de admirar y valorar infinitamente la labor de los hombres y las mujeres del campo, que custodian este conocimiento de cultivar nuestros alimentos.

El ciclo del arroz en el estado de Morelos inicia con el barbecho de la tierra, a finales del mes de enero y durante febrero y marzo. Es necesario emparejar el terreno.

Primero se hace una limpieza del lugar y quitan el "jehuite" (las hierbas). Con el apoyo de los tractores mueven la tierra; a los ocho días siguientes repiten la operación en sentido contrario. Y a los ocho días siguientes estará lista para cortar las rayas.

Cuando la tierra está lista, entonces se ponen los pacholes, nombre que recibe la superficie de terreno donde se siembran las semillas.

En ocasiones para poner el pachol elijen un extremo de la superficie de la parcela dónde cumplirá el arroz todo su ciclo. O se elije otra parcela solamente para poner el pachol y una vez listos los almácigos (plántulas de arroz) éstos se llevan a la parcela final.

Para poner el pachol los arroceros forman los tajos, estos son rectángulos de tierra que deben medir cuatro metros de ancho por lo largo de la parcela. Ya que están listos, se procede a anegar, esto es, permitir que el agua empiece a correr y se vayan inundando los tajos.

Cabe destacar que el agua es fundamental para el cultivo del arroz, ya que necesita de grandes cantidades del vital líquido para crecer.

De manera manual los bordadores empiezan a formar los bordos con sus manos. Estos bordos marcarán una separación y en un extremo de cada melga se deja un espacio libre que permitirá el paso del agua.

El área que se utilizará para la siembra está lista y el sembrador lanza las semillas de arroz al voleo; esto quiere decir que al lanzar las semillas estás vuelan libres por el aire.

Una vez concluida la siembra está se cubre con "la majada" (abono de estiércol).

Terminada la siembra deben transcurrir 40 días para que las plántulas de arroz hayan crecido y estén listas para dar inicio al trasplante del arroz.

El trasplante ocurre para el mes de mayo y se repite el proceso de ir formando de manera manual las curvas de nivel con las que se van formando las melgas mismas que poco a poco se van llenando de agua.

Los trasplantadores, descalzos y con sus pies dentro del lodo, van arrancando las plántulas del pachol, y las van juntando y amarrando en manojos. Otros toman las toman y empiezan a trasplantar. Agachados, toman de dos a tres plántulas y van enterrando la raíz en el lodo de manera profunda para que queden dentro de la tierra y así cada 20 centímetros de distancia. Cuando van trasplantando las plántulas se les corta la punta de sus hojitas, con el fin de que no se sequen.

Una vez concluido el trasplante, se aprecia una de las expresiones artísticas más hermosas y orgullo de nuestra tierra; es el paisaje del cultivo del arroz en Morelos, mismo que va cambiando en cada ciclo de cultivo y del cual forma parte también la zafra, la cosecha de la caña de azúcar. 

En Morelos, el del arroz y el de la caña son dos cultivos que se rotan y comparten la misma tierra. Una vez que se ha cosechado el arroz, esas parcelas se destinarán a la siembra de caña y después de tres cosechas de caña de azúcar, las tierras volverán a ser utilizadas para la siembra de arroz. La rotación de cultivos ayuda a mantener la calidad de la tierra y a que ambos cultivos nos ofrezcan todos sus nutrientes.

La plántula de arroz empieza a crecer y su tallo o caña empieza a volverse más gruesa. Dentro empieza a formarse la panoja del arroz.

Es importante conocer que el arroz no tiene espigas, tiene panojas, que también reciben el nombre de panículas.

Una vez que las panojas se han formado podemos apreciar su floración.

Para el verano, en el mes de agosto, el arrozal empieza a verse de un color verde alimonado y las panojas de arroz ya empiezan a madurar, las puntas empiezan a verse amarillas.

El grano no se ha formado en su totalidad y en su interior hay un líquido lechoso que gusta mucho a los pájaros; es entonces cuando hay que proteger el cultivo y es necesaria la presencia del pajarero.

En la zona sur de Morelos se aprecia cómo, a lo largo del arrozal, han colgado hilos y racimos de latas de refresco o cerveza sostenidos por un carrizo. En lugares estratégicos de la parcela hacen una especie de construcción de unos dos o tres metros de alto, que forman con troncos de madera y le colocan una sombrilla blanca. Esta construcción recibe el nombre de “pajarera" y servirá para que el pajarero, el hombre que cuida el cultivo, se resguarde del sol.

En la zona oriente en cambio se coloca una tienda o casita donde el pajarero guarda sus cosas y son pocas las parcelas dónde se aprecian los hilos y las latas.

Las herramientas de las que hace uso el pajarero para realizar su labor de espantar a los pájaros arroceros son la honda y el chicote.

El chicote es una especie de látigo que cuando lo hacen sonar, su fuerte tronido hace que las parvadas de pájaros eleven el vuelo.

En la zona sur se aprecian pájaros charreteros y tordos.

Durante este tiempo previo a la cosecha, en la zona oriente los pajareros crean hermosas artesanías con las panojas de arroz, las que cuelgan de los árboles ofrendándolas al campo.

Para el mes de septiembre, y ya que han transcurrido cinco meses y medio del ciclo del cultivo, llega finalmente la época de la cosecha.

Las panojas han tomado un color amarillo paja y el grano de arroz se ha formado plenamente. Esto ha hecho que con el peso del grano la panoja se doble.

Para la cosecha en la zona oriente de Morelos se utiliza maquinaria, debido a la planicie del terreno utilizan trilladoras. En cambio, en la zona sur del estado la cosecha se realiza todavía de manera artesanal.

El arrocero se inclina para cortar las panojas, toma un manojo de plantas con la mano izquierda y de un solo jalón con la mano derecha corta los macollos. Con ambas manos azota el manojo de plantas dentro del bote arrocero y los granos de arroz de desprenden de la panoja; así van repitiendo el proceso hasta terminar la cosecha.

Una vez llenos los botes de arroz "palay" (nombre que recibe el arroz recién cosechado y hasta antes del beneficio) los arroceros van llenando costales con la semilla, los cierran y los cosen y con la ayuda de caballos sacan los costales de la parcela para colocarlos a bordo del camino. Ya en un camión o camioneta serán transportados los bultos de arroz al molino para su beneficio.

Una vez que llega el arroz al molino este se pesa y se registra el nombre del productor y la parcela de dónde proviene.

En Morelos se realiza el secado del arroz de manera artesanal pero también con el uso de maquinaria.

En el Molino de Arroz San José en el municipio de Jojutla hemos apreciado como se extiende la semilla en el asoleadero para que los granos pierdan su humedad y puedan ser almacenados hasta que estén listos para beneficiarse y entrar a la máquina descascarilladora.

En cambio, en el Molino de Arroz Buenavista en Cuautla el proceso de secado se realiza con el apoyo de la secadora.

Aquí es donde inicia otra etapa del ciclo del arroz, esta etapa recibe el nombre de beneficio.

 

 

 

 

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