Desde que comencé esta columna hace poco más de un año, he hecho referencia a lo que yo llamo los escritores intelectuales, a veces como ejemplo, otras criticándoles directamente. Hoy quiero exponer las características de lo que yo considero que es un escritor de este tipo.
No es que quiera hacer un juicio tajante (aunque sí una crítica afirmativa), pero definitivamente no me identifico con estos personajes, en especial porque ellos pierden libertad y su obra (si la hay) suele carecer de los principios básicos que para mí forjan una buena literatura: creatividad y pasión.
Presento pues, a modo de lista arbitraria y quizás absurda, las características
“Para reconocer a un escritor intelectual”
—Hacen homenajes a otros escritores mexicanos poco o mucho leídos.
—Siempre tienen un maestro escritor que les abrió las puertas de la literatura y de la vida (quizás de su corazón) y que podría ser su papá (o su sugar daddy), pero no es una cosa ni otra. Por lo regular copian el estilo de esos sus maestros.
—Publican la mayoría de su obra en sellos institucionales
—Les encanta la palabra viáticos.
—Acuden a muchos encuentros de escritores (pero no de lectores).
—Han tenido una beca por cada libro publicado.
—Son incapaces de explicar claramente a qué se dedican y cómo ganan dinero.
—Visten mal, pero huelen a un rico perfume Fraiché.
—Opinan de cosas que no saben.
—Les importan demasiado las opiniones de los columnistas literarios.
—Siempre están por editar una revista que será “la mejor del país”.
—No saben cómo se organiza una feria del libro.
—Prácticamente nadie en su barrio ni en sus grupos de Facebook ni en casa de su abuela sabe lo que hacen.
—Escriben a mano en un café pequeño y hablan más de café que de trabajar.
—Pueden tener un perrijo, dos gatijos o vivir en casa de sus papás (estos criterios son intercambiables).
—Casi siempre son hombres, pero esto no siempre es posible comprobarlo.
—Platican con ligereza de libros de Siruela, Atalanta o Pre-Textos y dicen tener muchos en su casa.
—No saben alburear ni lo que eso significa en la vida nacional ni en el lenguaje ni en la historia ni en la sociedad.
—Nunca tienen una opinión política, dicen “soy apartidista”, “mi patria es la teoría”, “todos son iguales”, “mi arte vale más que eso” o “una vez me tomé una foto con Enrique Krauze”.
—Ignoran (o tratan de ignorar) quién es Enrique Serna y no han leído El miedo a los animales ni van a leerlo nunca.
—Siempre felicitan en redes sociales a otros intelectuales que ganaron premios intelectuales o becas otorgados por otros señores intelectuales.
—No odian ni aman a nadie y casi nunca expresan sentimientos o son parcos y serios. Suelen aparecer en las listas del #MeToo.
—Siempre dicen que quieren publicar en Anagrama y que nunca publicarían en una editorial independiente (que ni conocen), mucho menos por cuenta y riesgo propios.
—Habla mal de escritores que ni conoce, de obras que no ha leído y de eventos a los que no acude, porque los considera chafas o cutres o piojosos.
—Además de saber muy poco de literatura y de concentrarse en algún tema desconocido (como la poesía nórdica contemporánea), saben poco de cualquier otra cosa del mundo.
—Son como unos niños maleducados y berrinchudos, pero bien peinados y sobre todo obedientes con el poder.
Es todo por hoy, haga usted lo que quiera con esta información. Gracias.
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