El funcionario refirió que en los últimos años se ha observado que los suicidios ocurren más frecuentemente en jóvenes de menos de 35 años de edad. Expuso que este problema no es numérico o de estadísticas solamente, sino de un asunto de salud pública, social y legal.
El doctor en Psicología indicó que en la temporada invernal suelen aumentar los casos, aunque en Morelos el aspecto climático es un elemento que a diferencia de otros lugares no está presente, pues el frío no es tan radical.
Expuso que en los últimos tres años 112 personas han decidido quitarse la vida, según datos del servicio forense de la Procuraduría de Justicia del estado, y estimó que tan sólo de los 8 que han ocurrido en los meses de diciembre de los años 2008, 2009 y 2010, en 5 casos las personas que se suicidaron eran menores de 35 años de edad.
EL RIESGO DE LA TEMPORADA
“Es común que en la época invernal, y hay investigaciones al respecto, la tendencia de los suicidios y de la depresión en la población en general aumenta. Tiene que ver cuestiones psicológicas y cuestiones fisiológicas importantes como lo es la depresión estacional… no podemos eludir la cuestión social y económica que afecta a México; las oportunidades que tienen los jóvenes y la perspectiva que tienen de su futuro no es muy motivante para ellos. Ya incluso existe el término de los “ninis” que ni estudian ni trabajan, y eso sí podemos considerarlo como un factor muy importante que interviene en todo esto del suicidio”, expuso.
El especialista en Psicología Forense mencionó que en la Procuraduría de Justicia se llevan a cabo investigaciones sobre los casos en los que se registra una muerte que se presume es suicidio, en la que se aplican una serie de pruebas sobre la forma en que la persona decidió quitarse la vida, elementos presentes en la escena del levantamiento y sobre todo entrevistas a familiares o personas allegadas, pues es fundamental determinar si efectivamente se trató de un caso como tal y si pudiera darse un homicidio en el que se pretendería hacer parecer que es suicidio.
El doctor Orellana expuso que se puso en marcha en la PGJ del estado un programa de atención orientado a la prevención de los suicidios, basado sobre todo en un modelo aplicado en Barcelona, España, que contempla la operación de una línea telefónica con asistencia psicológica.
A su vez, expuso que este modelo se basa y retoma elementos de un documento denominado “Prevención del Suicidio, un instrumento para docentes y demás personal institucional”, elaborado por la OMS, que implica una herramienta de prevención.
IMPORTANTE CAUSA DE MUERTE
Dicha guía plantea, refirió el doctor Orellana, que mundialmente el suicidio es una de las cinco causas de mortalidad en la franja de edad de entre 15 y 19 años. En muchos países encabeza como primera o segunda causa de muerte tanto en los varones como en las mujeres de este grupo de edad.
La prevención del suicidio entre los niños y adolescentes es por lo tanto de alta prioridad. Dado el hecho de que en muchos países y regiones la mayoría de los comprendidos en este grupo acuden a la escuela, ésta última aparece como un lugar excelente para desarrollar acciones preventivas apropiadas.
Este documento se dirige básicamente a los docentes y demás personal institucional, tales como orientadores, médicos, enfermeras y trabajadores sociales, así como directores, miembros de los consejos de enseñanza u otro personal de dirección. Sin embargo, en la Procuraduría de Justicia ha sido retomado en la elaboración de dicho programa de prevención.
La misma OMS alertó desde el año 2001 que en algunos países hay un crecimiento alarmante de los suicidios entre los jóvenes menores de 15 años, así como en la franja de 15 a 19 años de edad.
LOS MÉTODOS VARÍAN
“Los métodos de suicidio varían entre los países. En algunos, por ejemplo, el uso de pesticidas es un método común, mientras que en otros la intoxicación por medicamentos, escapes de gases de los automóviles y armas de fuego son más frecuentes”.
Según dicho documento, expuesto por el doctor Ricardo Orellana, “los varones mueren mucho más a menudo a causa del suicidio que las mujeres; una de las razones para esto es que recurren a métodos más violentos para cometer suicidio, tales como armas de fuego, ahorcamiento y explosivos, con mayor frecuencia que las mujeres”.
En la década de los 90, la proporción de mujeres aumentó pues comenzaron a usar métodos violentos.
LA PREVENCIÓN
En la medida de lo posible, la OMS establece que el mejor enfoque de las actividades de prevención de suicidio en el colegio lo constituye un trabajo de equipo que incluya maestros, médicos, enfermeras, psicólogos y trabajadores sociales, trabajando en estrecha colaboración con las organizaciones comunitarias.
Orellana señaló que en los recientes estudios se plantea una visión distinta sobre el suicidio, en la que no sólo se “culpa” o se responsabiliza a la persona que toma esta decisión, sino que se consideran otros factores sociales y se deja de tratar a quienes lo han pensado o intentado como alguien que debe ser rechazado o simplemente con “problemas”.
Al referir esta tendencia de la Organización Mundial de la Salud, el especialista refirió que “tener ocasionalmente pensamientos suicidas no es anormal. Éstos son parte de un proceso normal de desarrollo en la infancia y adolescencia al tratar de elucidar los problemas existenciales cuando se trata de comprender el sentido de la vida y la muerte. Las encuestas
realizadas muestran que más de la mitad de los jóvenes que cursan estudios superiores secundarios, informan que tuvieron pensamientos suicidas.
De ahí que los jóvenes necesitan discutir estos asuntos con los adultos”.
Advierte que “los pensamientos suicidas se vuelven anormales en los niños y adolescentes cuando la realización de estos pensamientos parece ser la única salida para sus dificultades. Existe entonces un serio riesgo de suicidio o intento de suicidio”.
UN PROBLEMA SUBESTIMADO
Dicho estudio, señala que “en algunos casos, puede ser imposible determinar si algunas muertes causadas por ejemplo por accidentes de automóvil, ahogados, caídas y sobredosis de drogas ilegales fueron intencionales o no intencionales. Se estima generalmente que la información sobre el comportamiento suicida en la adolescencia está por debajo de su ocurrencia, porque muchas muertes de este tipo se clasifican imprecisamente como no intencionales o accidentales”.
“Los estudios postmortem de adolescentes que murieron por causas violentas indican que no constituyen un grupo homogéneo. Muestran sutiles manifestaciones de tendencias autodestructivas y de riesgo; mientras que algunas de las muertes pudieran originarse por actos no intencionales, otras son actos intencionales generados por su dolor de vivir”.
“Además, sólo el 50% de los adolescentes que informaron que trataron de matarse habían solicitado atención en el hospital después de sus intentos de suicidio. Así el número de personas con tentativas de suicidio tratadas en el hospital, no constituye una indicación real de la dimensión del
problema en la comunidad”.
En general, los varones adolescentes cometen suicidio más a menudo de lo que lo hacen las mujeres; sin embargo, la tasa de intentos de suicidio es dos o tres veces mayor entre las mujeres. Las jóvenes sufren de depresión más a menudo que los varones, pero también es más fácil para ellas hablar de sus problemas y solicitar ayuda. Esto probablemente ayuda a prevenir los actos suicidas con resultado fatal. Los jóvenes a menudo son más agresivos e impulsivos y no pocas veces actúan bajo la influencia de alcohol y drogas ilícitas lo cual probablemente contribuye al resultado fatal de sus actos suicidas.
FACTORES PROTECTORES
Los expertos, indica el citado documento, señalan que los principales factores que proveen protección contra el comportamiento suicida
son buena relación con los miembros de la familia, apoyo de la familia, buenas habilidades sociales, confianza en sí mismo, en su propia situación y logros, y sobre todo búsqueda de ayuda cuando surgen dificultades, por ejemplo, en el trabajo escolar, búsqueda de consejo cuando hay que elegir opciones importantes, receptividad hacia las experiencias y soluciones de otras personas, receptividad hacia conocimientos nuevos.
Otros protectores son los factores culturales y sociodemográficos, integración social, por ejemplo participación en deportes, asociaciones religiosas, clubes y otras actividades, buenas relaciones con sus compañeros, con sus profesores y otros adultos, apoyo de personas relevantes.
FACTORES Y SITUACIONES DE RIESGO
En contra parte, se presentan, en la multicitada guía, las situaciones de riesgo: “En circunstancias particulares, el comportamiento suicida es más común en algunas familias que en otras debido a factores genéticos y medioambientales”.
“El análisis muestra que todos los factores y situaciones descritas más adelante se asocian frecuentemente con intentos de suicidio y suicidios entre niños y adolescentes; pero es necesario recordar que no necesariamente están presente en todos los casos. Entre ellos se señalan los siguientes: el bajo estatus socioeconómico, el bajo nivel educativo y el desempleo en la familia son considerados factores de riesgo”.
“Estos factores culturales se vinculan con la escasa participación en las actividades tradicionales de la sociedad, así como el conflicto con los valores de los diversos grupos”.
“Los atributos de inconformismo de género y las cuestiones de identidad relativas a orientación sexual constituyen también factores de riesgo para los comportamientos suicidas. Los niños y los adolescentes que no son aceptados abiertamente en su cultura por su familia y sus compañeros o por su escuela y otras instituciones tienen serios problemas de integración y carecen de los modelos de apoyo para un desarrollo óptimo”.
Otros de los factores expuestos son “los patrones familiares destructivos y los acontecimientos traumáticos en la niñez temprana afectan la vida de los jóvenes, desde ese momento en adelante, especialmente si
no pudieron superar el trauma”.
Los aspectos de las disfunciones familiares y los acontecimientos de vida negativos y desestabilizadores que se encuentran a menudo en los niños y adolescentes suicidas son psicopatología de los padres, con presencia de desórdenes psiquiátricos en particular emocionales, abuso de alcohol y sustancias, o comportamiento antisocial en la familia, antecedentes familiares de suicidios e intentos de suicidio, familia violenta y abusiva (incluyendo abusos físicos y sexuales del niño), escaso cuidado provisto por los padres o cuidadores con poca comunicación dentro de la familia, peleas frecuentes entre los padres o cuidadores con agresión y tensiones, divorcio, separación o muerte de los padres o cuidadores, mudanzas frecuentes a áreas residenciales diferentes, expectativas demasiado altas o demasiado bajas por parte de los padres o cuidadores, padres o cuidadores con autoridad excesiva o inadecuada, falta de tiempo de los padres para observar y tratar los problemas de aflicción emocional de los jóvenes y un ambiente emocional negativo con rasgos de rechazo o descuido o rigidez familiar.
La evidencia sugiere que los jóvenes suicidas a menudo vienen de familias con más de un problema en el cual los riesgos son acumulativos.
Dado que son leales a sus padres y algunas veces no desean revelar secretos familiares o se les prohíbe hacerlo, frecuentemente se abstienen de buscar ayuda fuera de la familia.
Rasgos de personalidad
Aunque su utilidad para predecir el suicidio es limitada, se exponen rasgos de personalidad en adolescentes, que se observaron en jóvenes que han intentado suicidarse o lo han logrado, y que pueden ser un referente para que maestros o padres de familia presten atención. Entre ellos se mencionan los siguientes: “humor inestable, enojo o agresividad; comportamiento antisocial; conductas irreales, representación de fantasías; alta impulsividad; irritabilidad; rigidez de pensamiento y de cumplir con patrones; escasa habilidad de solución de problemas frente a las dificultades; inhabilidad para entender la realidad; tendencia a vivir en un mundo ilusorio; fantasías de grandeza alternando con sentimientos de desvalorización; se defrauda fácilmente; ansiedad excesiva frente a pequeños malestares físicos o pequeñas decepciones; petulancia; sentimientos de inferioridad y de incertidumbre que se esconden bajo manifestaciones abiertas de superioridad, comportamiento provocador o de rechazo hacia los compañeros y adultos incluyendo a los padres; incertidumbre con relación a la identidad de género u orientación sexual”.
El doctor Orellana subrayó de manera enfática que en cualquiera de los casos, cuando un maestro o un padre de familia o uno mismo identifica estos elementos de riesgo y sobre todo puede detectar que hay depresión, es fundamental solicitar la ayuda de un profesional.