Hace apenas unos días que se ha celebrado el Día de la Madre Tierra, un acto de reflexión para muchos de nosotros que estamos atentos y nos damos cuenta que la Madre Tierra claramente nos está pidiendo que actuemos. La naturaleza sufre y no queremos verlo. En estos meses nos impactaron las imágenes de los incendios en Australia, la invasión de langostas en Kenia... y ahora nos enfrentamos al covid-19, una pandemia sanitaria mundial con una fuerte relación con la salud de nuestro ecosistema.
El cambio climático, los cambios provocados por el hombre en la naturaleza, así como los crímenes que perturban la biodiversidad, como la deforestación, el cambio de uso del suelo, la producción agrícola y ganadera intensiva o el creciente comercio ilegal de vida silvestre pueden aumentar el contacto y la transmisión de enfermedades infecciosas de animales a humanos.
Sumando a todo esto, en estos días que nos estamos quedando en casa porque no nos ha quedado otra opción, nos damos cuenta de nuestra mala alimentación. Muchos hemos optado por corregir de volada el menú diario para no enfermarnos y el refrigerador se ha llenado de un verdadero arcoiris de frutas y verduras.
Bien sabemos que lo que comemos nos fortalece y puede ayudarnos a enfrentar las adversidades… pero nos hacemos tontos solos. Así somos los humanos… somos capaces de darle un giro a la vida en cualquier momento, pero solo nos falta tomar la decisión de cuidar nuestro planeta y comprometernos con la Madre Tierra.
Al principio de estos días de encierro, mi querida amiga Alondra, desde Nayarit, nos compartía en el grupo de whatsapp que había transformado su patio trasero en un verdadero jardín.
En tan solo una semana y con la ayuda de sus familiares colocaron el pasto, trasplantaron algunas hierbas aromáticas y unas hermosas suculentas. Con gran cariño hicieron de un espacio abandonado un refugio rodeado de naturaleza.
Ahora nos presume sus fotos tomando el café en la terraza, nos deleita con vídeos de sus lecturas y anda emocionada con la intención de crear un huerto…
Tener nuestro propio huerto es un sueño para muchos de nosotros, como cocineros deseamos ofrecer a nuestros comensales los productos más frescos y crear un huerto que pueda abastecer nuestro restaurante. Pero cuando uno desconoce de estos temas puede pensar que crear un huerto es muy difícil o requiere de mucho tiempo que no queremos tener, o simplemente anda uno decepcionado, como me ha pasado a mi cuando intenté sembrar una lechuga en la jardinera de la pastelería… simplemente desapareció la lechuga y no supe que había pasado, hasta que una mañana vi por ahí correr a una simpática ardilla. Seguramente fue ella la que se comió la siembra, o tal vez la iguana que he visto un par de veces en la barda. Alguna de esas dos seguro han sido las culpables de mi tristeza.
Cómo es bien sabido, lo mejor al iniciar un proyecto es buscar la asesoría de los expertos, así que en busca de conocimiento solicité asesoría con mis buenos amigos Pau Fong y Fernando Zorrilla, una hermosa pareja de cocineros que desde hace ocho años a través de la empresa Opus Terra ofrecen varios servicios a sus clientes, como la orientación y creación de huertos orgánicos, paisajismo, venta de plantas y servicio de fertilización y fumigación. Estos días también ofrecen un precio especial para la sanitización de restaurantes y cocinas.
Su proyecto nació del deseo de empezar a producir sus propios alimentos y de acercar a los cocineros a los cultivos. Si bien muchos de nosotros sabemos transformar los alimentos en deliciosos platillos, la mayoría desconocemos los ciclos de cultivo y la importancia de no rechazar el alimento cuando éste no es perfecto.
Lamentablemente nos han enseñado a elegir la fruta y la verdura perfecta y esto ha provocado que le exijamos a la Madre Tierra actuar como una fábrica de productos en serie, cuando la realidad es que los frutos de la tierra son imperfectos y debemos aceptarlos así, así como imperfectos somos los seres humanos y debemos aceptarnos de ese modo los unos a los otros.
Fue un verdadero deleite platicar por teléfono con Pau, quien con gran paciencia y emoción me instruyó sobre la creación de un huerto orgánico. Pau es la encargada de Relaciones Públicas de Padre Huerto y la encargada de dar seguimiento a cada uno de los proyectos que realizan para que sean exitosos y tengamos todos unos huertos bien atendidos.
Pau me indica que para poder tener tu propio huerto es importante tener tiempo para dedicarle y sobre todo crear un compromiso a largo plazo. A cambio, nuestro Padre Huerto nos dará alimentos que podremos cosechar y sentirnos felices al tener esta conexión con la Madre Tierra.
Es como formar una familia, a la que siempre hemos pertenecido pero no nos hemos dado cuenta.
Cualquier espacio de nuestro hogar puede recibir un huerto, siempre y cuando esté tenga cuatro horas de sol directo, ya sea una terraza, un balcón, una ventana o en la azotea.
Es importante estar conscientes de que las plantas son seres vivos que se alimentan de la tierra, misma que hay que nutrir. Algunas crecen más rápido que otras y necesitan diferentes cuidados. Pau recomienda iniciar un huerto con las plantas aromáticas, como el romero, lavanda, orégano, menta, cedrón, te limón, cilantro y perejil, así como también crear un jardín de polinizadores para que lleguen a nuestra casa las abejas, consideradas el ser vivo más importante creado por la naturaleza.
Nada se compara a la sensación de poder cultivar y cosechar tus propios alimentos. Los invito a seguir en sus redes sociales a Padre Huerto. Estos son sus números de contacto: celular 55 3993 1991 y 777 141 44 15; son un verdadero grupo de expertos y amantes de la naturaleza que están dedicando su vida a ayudar a la Madre Tierra.