Valedores, por si esta fuera la última vez (cómo decía Tomás Mojarro al final de sus programas de radio).
Los nazis, en contra de lo que pudiéramos pensar de un caso extremo de injusticia de lesa humanidad, crearon un código de ética para sus médicos y sus estudiantes de medicina; querían justificar moralmente lo que debían de hacer en su ejercicio como médicos.
Lo hicieron parte de su programa de formación de médicos. A uno de esos programas lo llamaron Derecho Médico y Estudios Profesionales. En éste se señalaban las obligaciones morales y legales de los médicos con sus pacientes, con su profesión y con el Estado.
Un médico, autor de uno de los libros de texto de ese programa, señalaba cuál era la obligación ética del médico nazi y su responsabilidad en librar a la sociedad de ciertos grupos: el pueblo judío, personas con discapacidad y cualquier otra persona que se considerara incapaz de contribuir a la sociedad.
Este médico señalaba que los discapacitados vegetan y son una carga para la comunidad nacional, disminuyen el nivel de vida de su familia debido a los gastos para su cuidado, además de que requieren de una persona sana para que cuide de ellos el resto de su vida.
Por eso los nazis decidieron ofrecer enseñanzas “éticas” para exterminar a los judíos -nunca sabremos porque los colocaban junto con los que siguen- y a los discapacitados, a personas con enfermedades hereditarias y a cualquier persona considerada una carga para la sociedad.
Esto que se enseñaba a los futuros médicos alemanes quería inculcarles que era moralmente aceptable para salvar al pueblo alemán, desde su propio interés, sin considerar desde luego a los judíos que eran parte del pueblo aleman (Enlace Judío.com2017)
Desde el propio interés de México, asumido como el interés de toda la sociedad e incluidos los propios viejos, pero violando derechos individuales de algún grupo, como los viejos mayores de 60 años edad en una pandemia con fase 3 y donde no existen suficientes recursos para todos.
Entonces se puede proponer una Guía Bioética de Asignación de Recursos de Medicina Crítica para decidir y justificar moralmente a quién asignar recursos escasos ante la disyuntiva de salvar a un joven o dejar morir a un viejo, mediante la decisión de “equipos de triage”: un médico intensivista… o urgenciólogo, un profesional de la enfermería intensivista, un administrador del centro de salud. Este razonamiento ético es inadecuado: uno ya vivió y en el mejor de los casos estaríamos “dándole” unos cinco años de vida; al otro estaríamos, también en el mejor de los casos, dándole la oportunidad de vivir 60 años de vida más.
Luego nuestra máxima autoridad sanitaria se mete en una discusión escalofriante y ridícula: qué si hay empate, en edad, en condiciones de sobrevivencia, etcétera.
¿Quién tiene el derecho de decidir sobre la vida de los demás y los de un grupo, el que resultó más vulnerable en la pandemia del Covid19, los mayores de 60 años y si tienen además algún tipo de enfermedad crónica (hipertensión, diabetes, obesidad, cáncer, VIH…) o privilegiar a los grupos menos vulnerables y con toda una vida por delante?
Este intento de justificar moralmente una ley o reglamento bioético es muy ortodoxo en su razonamiento justificatorio, la decisión de una persona, del profesional o profesionales de la medicina en la unidad de terapia intensiva, ante una disyuntiva moral: su juicio moral quizás contribuirá a la sobrevivencia o la muerte de alguien.
Así se ha estudiado el desarrollo moral de manera clásica, la necesidad de tomar una decisión moral ante una disyuntiva. Esto, como si en la unidad de terapia intensiva o cuidados intensivos existiera alguna especie de jurado al que se pudiera ofrecer estos argumentos, especialmente cuando alguna persona inconsciente en su callejón de la muerte pudiera ofrecer sus argumentos sobre la evaluación y el desempate para decidir sobre la asignación de los recursos escasos e insuficientes.
En la soledad de los especialistas pareciera que sólo se pueda acudir a su juicio moral, pero además para que no vacilen y duden sobre lo qué hay que hacer y se justifique la violación de los derechos individuales de un grupo, los viejos y vulnerables, en favor de otro grupo. Como ya vivieron, no tienen derecho a vivir a costa de los más jóvenes que aún pueden vivir.
Esta es una justificación legal que se ha atrevido a llamar “bioética”, pero esto no la hace ética.
Es injusto poner a competir a los jóvenes contra los viejos por recursos para vivir en una situación de vida o muerte, es una falsa disyuntiva; además, como estás joven, a lo mejor no has desarrollado hipertensión, ni cáncer, ni VIH, ni obesidad… seguro los viejos, en el callejón de la muerte desde hace varios años, llevamos las de perder. Así que, Consejo de Salubridad General, no nos pongas a competir para justificar mediante un código, que pretende ser normativo pero que no es ético. Se dice en la justificación de su decisión que es poner la ética clínica salvar a una persona sobre la ética de salud pública del bienestar de la sociedad.
Esto es falso porque en esta pandemia existe un grupo de la sociedad en especial más afectado, los viejos, los adultos mayores. O sea, no es una ética individual frente a una ética del bienestar de la sociedad. Pero aún con eso, el argumento ético que fue tomado para la Guía Bioética es el siguiente: la muerte es siempre una desgracia, pero esta desgracia es más trágica cuando se muere prematuramente.” (D. B. White et al., 2009) Y por ello se propone que se tome en cuenta por este grupo de Triage los siguientes elementos: prognosis de sobrevivencia a corto plazo, prognosis de sobrevivencia a largo plazo por sus enfermedades crónico degenerativas.
Hay que darles prioridad a los más jóvenes (aquellos que han tenido menos oportunidades de vivir) cierto, pero ¿qué ocurre cuando el grupo más afectado críticamente y de muerte es el de los viejos, como ocurre con la pandemia de Covid19? Imagínese. Consejo de Salubridad General, bajo este último tipo de principio de justificación ética y del bien común de la sociedad mexicana: ¿Para qué seguimos dándoles y desperdiciando recursos con los adultos mayores? Son una carga, ya vivieron, no vivirán mucho y de repente alguien tiene que cuidarlos y desgastan a su familia económica y emocionalmente porque tienen varias enfermedades, cuando bien los podríamos de una buena vez dejarlos irse, despedirse, y su lugar dárselos a los jóvenes, de una vez.
El problema es la falsa disyuntiva ética de colocar jóvenes contra viejos. ¿Qué tan ético es esto?