Sociedad
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Cena de gala Vatel Club México 2020

TXT Chef Lynda C. Balderas
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En la vida, uno recuerda siempre con gran cariño y agradecimiento a los maestros que nos dejan un gran legado y que nos ayudan en nuestra formación, tanto en la vida personal como en la vida profesional.

Recuerdo hace muchos años que, mientras veía la televisión, en el programa matutino  "Un nuevo día" cuyos conductores eran Rebeca de Alba y César Costa, entrevistaron a dos chefs que habían llevado al estudio una serie de pasteles que se veían hermosos y una Torre Eiffel elaborada en filigrana de chocolate que me hizo suspirar. Quede maravillada al escuchar la entrevista y al poco tiempo ya me encontraba estudiando con el chef Francisco Rivera.

Admire siempre su paciencia y sobre todo la gran sinceridad con la que nos compartía su conocimiento y experiencia. No importaba qué error hubiésemos cometido en alguna preparación, ya que él lo resolvía. Durante las clases, el joven chef Víctor Rivera era el encargado de elaborar complejas esculturas en azúcar estirado, con un gran talento que se dejaba ver desde entonces.

Hoy el chef Víctor forma parte de la Selección Mexicana de Pastelería que representa a nuestro país en diversos concursos de talla internacional.

Cómo parte de nuestra formación en la cocina, es importante participar aunque sea una vez en la vida, en concursos gastronómicos que nos llenen de experiencias y que nos enriquezcan. En cierta ocasión nos tocó elaborar la nougatine (una preparación de caramelo y almendras que se extiende formando una especie de palanqueta). Todos los compañeros copiaron el modelo a seguir, que era una canasta. Mientras los observaba me di a la tarea de hojear la revista de dónde estaban copiando el modelo y me encontré un castillo.

Me encantó la idea y pregunté si podía cambiar el modelito. El chef me dijo que sí y así elabore mi primer castillo de nougatine.

Me sentí muy contenta con mi trabajo. Recuerdo que me lo traje en el camión de Ciudad de México a Cuernavaca y era la curiosidad de las personas que me veían cargando mi dulce obra maestra. A los pocos días el chef Francisco me invitó a participar en el Primer Concurso Nacional sobre Nuevas Tendencias en Pastelería, en el marco de la ExpoPan 1996. Una super experiencia para mí, ya que por primera vez participaba en un concurso, haciendo equipo con dos reposteros profesionales. Me había tocado hacer la pieza de exhibición y pude replicar el castillo de nougatine pero cuatro veces más grande.

Nuevamente me sentí muy contenta con mi trabajo, sin embargo a pesar de los aplausos del público asistente, los jueces no opinaron lo mismo, ya que los acabados no me quedaron tan finos.

Ese diía aprendí la importancia de crear con delicadeza piezas exquisitas y lo exquisito que es la pastelería. Una lección bien aprendida.

Mi trabajo mejoró notablemente en mi labor diaria en la empresa familiar y muchos años después nuevamente mi arte fue considerado para formar parte de Grandes Artesanos de la Gastronomía 2013 en el Museo de Arte Popular en la Ciudad de México, dónde tuve la oportunidad de realizar una réplica del Vochol, un Volkswagen que un grupo de artesanos huicholes decoró con chaquiras y que al día de hoy le ha dado la vuelta al mundo.

Mi pieza era una escultura en pastel de vainilla con un poco de harina de arroz, (eran mis primeros experimentos en pasteles de arroz) cubierto en fondant y decorado con chaquiras en pasta de azúcar que coloque una por una toda la noche. Complementaban la pieza un trío de chinelos y un par de catrinas en pastillaje. Tres técnicas en azúcar distintas, porque no es lo mismo fondant, que pasta o que pastillaje.

De todos esos recuerdos platicábamos mi buen amigo chef Fernando Galván y yo camino a la cena de gala de Vatel Club México A.C. donde se llevaría a cabo la ceremonia de entronizacion para darle la bienvenida a nuevos miembros y nos harían entrega de nuestro diploma y nuestra Estrella Vatel como miembros oficiales de la agrupación.

Ambos sonreímos con gusto cuando nos entregaron el menú y en este indicaba que durante la cena de gala se llevaría a cabo un homenaje a la chef Rosalba Rivera Ramírez, miembro de la dinastía Rivera, una familia dedicada a transmitir con gran cariño y compromiso el conocimiento de la panadería y pastelería a muchos de nosotros.

Escuchar al chef Azari Cuenca, presidente de la agrupación, en su emotivo discurso dónde transmitía su interés de tener mayor participación de la mujer en Vatel me dio mucho gusto, así como también escucharlo mencionar temas de vital importancia, como la sustentabilidad.

El mundo requiere hoy más que nunca poner especial atención en nuestra alimentación y aceptar que las nuevas tendencias, modas y estilos de vida merecen respeto y están requiriendo profesionales en otro tipo de preparaciones. Prueba de ello fue el reconocido concurso Bocuse d'Or que en el año 2017 dejó ver por vez primera la cocina vegan en un concurso de tal relevancia.

Una tendencia gastronómica que desde hace un par de años me hizo voltear la mirada y fincar las bases de mi pequeña empresa La Arrocería Lynda CBalderas, creando una línea de repostería saludable, sin gluten, sin azúcar y sin ingredientes de origen animal, utilizando como ingrediente principal nuestro arroz y nuestro orgullo, el Arroz del Estado de Morelos Denominación de Origen.

Fue emocionante ver el reconocimiento a las mujeres de Vatel Club México y a las cocineras tradicionales. En verdad qué emoción y qué orgullo formar parte hoy de Vatel Club México.

Muchas gracias a todos los colegas vatelianos, con quiénes compartí durante la cena.

Un honor conocer a dos grandes mujeres, la chef Isabella  Dorantes -única presidenta de honor en Vatel Club México y ganadora del Bocuse d'Or nacional- y la chef Gaby Ruiz, de Tabasco, reconocida como la mejor chef de México en el 2019, a quien hicimos entrega de nuestro libro "Karlitos y las espigas de Arroz".

Reconocer la importancia y entregar el reconocimiento del ser mujer en las cocinas profesionales es una labor tanto de hombres como mujeres.

Debemos contribuir a crear relaciones de respeto y lograr el equilibrio para que México crezca y existan más oportunidades para nosotras las cocineras, mayoras, chefs, reposteras y cocineras tradicionales.  

 

 

 

 

 

 

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