A poco menos de siete meses se avecina uno de los eventos deportivos más importantes de todo el mundo, los juegos olímpicos, ahora toca el turno de Japón los cuales serán celebrados en la ciudad de Tokio. Este evento es monumental en todos los sentidos, dicha tarea de organizar un evento deportivo de esta magnitud, no solo concierne el estatus económico que se necesita para su organización sino la preparación de las ciudades y de su sociedad.
Uno de los puntos más importantes es dotar de nueva infraestructura, deportiva, de transporte, energética, de telecomunicaciones, etc. Desarrollar lo anterior con una eficacia maestra, solo pasa en Japón y digo solo en Japón ya que es la primera vez en la historia de los juegos olímpicos que un país desecha una propuesta sobre su principal infraestructura deportiva, “el estadio olímpico”, y mejor aún poder realizar una nueva propuesta de ceros y terminar en tiempo y forma su construcción unos meses antes del inicio de los juegos olímpicos, “es sorprendente”.
A continuación, tocaré a detalle uno de los escándalos más sonados de los certámenes olímpicos.
A lo largo de su carrera, los arquitectos ven frustrados sus propuestas ya sea por cuestiones sociales, económicas o políticas. Tal fue el caso de la arquitecta Zaha Hadid para su propuesta del nuevo estadio olímpico Tokio 2020, el cual fue concursado a nivel internacional donde salió vencedora en el año 2012. Tras dos años de trabajo en conjunto con su socio local Nikken Sekkei, el gobierno japonés y el Consejo Deportivo de Japón toman la decisión de anular la propuesta de Zaha Hadid tras un escándalo de corrupción que duplicaba el presupuesto inicial. El malestar se incrementó después de que sus responsables confirmaran que el coste del estadio con capacidad para 80.000 personas ascendería a 252.000 millones de yenes (2.063 millones de dólares), el doble de los presupuestado originalmente, además de recibir directamente fuertes críticas ya que el diseño del estadio no se adaptaba a su entorno urbano, que se construirá sobre el antiguo estadio de los juegos olímpicos de Tokio de 1964.Cinco meses después fueron presentados dos nuevas propuestas por parte de Kengo Kuma y Toyo Itto siendo el ganador Kengo Kuma, por presentar un diseño que se adapta perfectamente a su entorno urbano, un dialogo tangible con la naturaleza, su materialidad de acero y madera dan un discurso prominente con su sociedad, encontrando una identidad con las tradiciones japonesas.
De este modo, parece haber llegado a su fin la larga odisea del New National Stadium, Tokio 2020, iniciada en julio de 2015.
Los japoneses nos han mostrado un lado que no se ve en cualquier país, su gobierno y sociedad lanzaron un mensaje certero a todo el mundo con esta decisión, no solo se trató de desechar una propuesta y hacer una nueva, Japón nos dio a entender que no importa que tan importante sea el proyecto, el personaje o peor aún, el costo invertido inicialmente, si las cosas están mal desde su origen hay que corregirlas cueste lo que cueste, Japón y el mundo merece los mejores juegos olímpicos de la historia.