Sociedad
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Coatetelco, pueblo indígena de pescadores

TXT Chef Lynda C. Balderas
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Una eficiente campaña en redes sociales promueve la Feria del pescado en Coatetelco.

Inesperadamente nos llega un mensaje al celular, junto con el cartel de la feria, que dice: "vamos, no?"...  jejeje… sonrÍo y respondo: "pues vamos"....

Llegamos ese domingo a Coatetelco, dispuestos a comer y a disfrutar de la laguna. Un letrero en cartulina verde fluorescente decía: "Feria del Pescado" y una flecha dibujada nos indicaba la dirección. Creo que nos hubiera gustado ver algún cartel de bienvenida que hiciera juego con la imagen diseñada ese año para la feria… en fin.

Nuestros pensamientos se distrajeron, porque de pronto a nuestra derecha apareció un mural y un grupo de jóvenes que se veían bastante apurados… seguramente es parte de las actividades de la feria y andan retrasados…

Llegamos finalmente a las palapas, y como buenos exploradores gastronómicos nos dimos a la tarea de hacer una búsqueda exhaustiva para elegir el lugar indicado y quedarnos a comer.

Recorrimos casi todas pero hubo una especial que nos gustó, así que sin pena entre primero como observadora a escudriñar los platos servidos y, si tenían buena pinta, entonces haría la señal acordada para que entrarán los demás… mmm… el comal con un montón de tamales de pescado, un gran plato de sopecitos por aquí y una mojarrita que se veía bien crocante y con "harto" ajo por allá, sumado a que el lugar estaba casi llenó, me hicieron decidir que estábamos en el lugar indicado. Y en efecto fue el lugar indicado, comimos muy rico esa tarde frente a la laguna, y recordamos la leyenda de su creación, misma que Mamá Teo nos narra en su libro "Coatetelco pueblo indígena de pescadores".

Según esta leyenda, Cuauhtlitzin, una hermosa princesa coronada con una guirnalda de flores blancas de cazahuate, típicas de la región, fue quien creó la laguna de Coatetelco. Se dice que desde muy pequeña la princesa se distinguió por su gran belleza, inteligencia, su bondad y por querer mucho a su gente. Con el tiempo los ancianos de la aldea la nombraron "reina de la fertilidad", porque lo que ella sembraba lo cosechaba en abundancia.

Por sus virtudes era codiciada y querida por los grandes hombres de otras aldeas, ya que por las tierras fértiles siempre había pequeñas disputas. Por eso mismo la princesa era custodiada por guerreros y ancianos. Cierto día, unos guerreros de otra tribu atacaron la aldea e hicieron dormir con polvos a los guardianes de Cuauhtlitzin y con engaños se la llevaron a Xochicalco. Cuando ella se dio cuenta de la trampa, se resistió implorando a sus dioses. Una lluvia muy espesa la defendió y con la tormenta cayeron rayos y centellas y sus raptores murieron, mientras las tierras se inundaban. Ella salvó su vida pero cuando miro a sus guardianes y a su gente ahogados por las corrientes de agua, lloró amargamente y arrojo su hermosa guirnalda de flores de cazahuate sobre las aguas, quedando también ella cubierta por las aguas naciendo así la laguna de Coatetelco. Su alma y espíritu vive aún en Coatetelco y los nativos la llaman la "tlanchana" (sirena) o novia de los pescadores.

Nos despedimos de Coatetelco, no sin antes buscar con cierta curiosidad el mural. En efecto, los jóvenes ya habían terminado y habían plasmado la historia del lugar; los pescadores, la sirena y una enorme mojarra servida con un montón de arroz blanco, que seguramente sí era arroz del estado de Morelos, porque les quedó en el dibujo muy esponjadito. Así que podrán imaginar que esa fue la parte del mural que más me gusto.

Cabe destacar que en la laguna de Coatetelco había muchos peces, los originales fueron la mojarra copetona y las blanquilleras (charales).

La mojarra copetona es grande y se caracteriza por un abultamiento en la cabeza, las blanquilleras son peces de tamaño muy pequeño y de un color blancuzco. Estos peces fueron los que dieron lugar a la tradicional gastronomía y cultura alimenticia coatetelquense.

En los años setenta los pescadores se organizaron junto con las autoridades del estado, quienes apoyaron el cultivo de la mojarra tilapia, que es la que existe en la actualidad.

Lo que sucedió es que a los pocos meses de introducir la nueva especie las especies originarias desaparecieron. Seguramente la tilapia acabó con las especies antiguas, algo lamentable porque la mojarra copetona y las blanquilleras tenían un sabor muy especial y muy diferente a la tilapia.

 

 

 

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