La estrategia permite que la gente conozca el contenido de los alimentos que consume y tome decisiones informadas respecto a su alimentación, destaca investigador.
Investigadores del Instituto Nacional de Salud Pública propusieron al Congreso de la Unión que se legisle para que sea obligatorio el etiquetado frontal y claro en alimentos procesados.
Simón Barquera Cervera, director del Centro de Investigación en Nutrición del Instituto Nacional de Salud Pública con sede en Cuernavaca, explicó que el etiquetado de alimentos frontal claro es una estrategia efectiva que se ha probado mediante muchos estudios, tanto en México como en varios países del mundo, porque la gente conoce el contenido de los alimentos que consume y toma decisiones informadas respecto a su alimentación.
Señaló que el mayor problema que se ha detectado es que la forma de etiquetar productos en México no es comprendida por la mayoría de la población.
Además, se suman condiciones tales como que grupos como niños o las personas que no ven la letra pequeña no entienden los contenidos, así como aquellas que no tienen el hábito de voltear el paquete y leer el etiquetado y darse cuenta de los niveles de sustancias que son dañinas al organismo, como azúcar, grasa y sal.
Por lo tanto, el INSP ha generado la propuesta desde hace varios meses y todo un movimiento a favor del etiquetado frontal claro, con mensajes claros, como una leyenda que diga “exceso de sal” o de cualquiera de los contenidos que tengan un efecto en la salud.
De esta manera, se podría incidir en las condiciones que actualmente se viven en nuestro país, donde se enfrenta una epidemia de problemas de salud como la obesidad, derivado del alto consumo de esos ingredientes.
Se han planteado distintas formas por las que se puede lograr la obligatoriedad de ese tipo de etiquetado.
Recordó que hace meses se promovió un recurso legal ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, para la que desafortunadamente hubo voto dividido, pero se logró llamar la atención de mucha gente sobre esta problemática.
El camino que ahora sugieren es el legislativo, con el fin de poner en la Ley de Salud la importancia de proteger la salud de la población, y por lo tanto la obligatoriedad de informar sobre los contenidos que tienen dichos alimentos y que son poco saludables.
La otra estrategia está relacionada con la reforma y aplicación de la Norma Oficial Mexicana de Salud 051, que hace referencia a este rubro y sigue en pie esta vía complementaria.
El investigador dijo que es de todos conocido que hay oposición de muchos grupos industriales, porque se ponen en conflicto sus intereses económicos: “a ellos les importa – comprensiblemente” cómo puede afectarles esos etiquetados en la venta de sus productos. Pero hay intereses superiores, como el de la salud pública y la protección a la infancia”.
Expuso que los infantes en México ya nacen y crecen con un futuro alterado, casi condenados a los efectos de enfermedades provocados por una dieta no sana, a padecimientos tales como la diabetes juvenil o la obesidad, por el consumo de gran cantidad de “comida chatarra”; este es un país donde la tasa de lactancia materna es baja y el consumo de grasa, azúcar y sal es muy alto.
“Acusan que la propuesta de etiquetado frontal va a desinformar, lo cual es en ciertos puntos agresiva, pero sucede lo contrario, se quiere informar rápido desde la primera vista a los productos” expresó, al referir que se generó un debate falso, porque la información más clara sobre los contenidos en otros países ya se cumple.
Consideró que ya es el momento de avanzar en estos temas que inciden en la salud de la población, al tratarse de productos cuyos precios de elaboración son baratos; y por lo tanto dañan a los grupos más vulnerables. De tal manera, afirmó el experto que “ya es hora de que reconozcan y sean responsables con la población, y permitan que Salud haga lo suyo para afrontar esta epidemia, porque no solo afecta la salud, daña el bienestar y nos empobrece”.