El cuerpo del periodista René Pérez Argüello yacía, boca abajo, sobre el pavimento de la calle Gutenberg, a un costado del Palacio de Gobierno, con una bala dentro de su cuerpo. El orificio era pequeño, no tenía orificio de salida. Carlos Sevilla, camarógrafo y yo le decíamos que se tranquilizara, que pronto llegaría la ambulancia. ¿Tienes problema para respirar? No ¿Estás consciente? Sí ¿Dónde te duele? Atrás, en la espalda. Respira lento, mira, ahí viene un paramédico. Tranquilo, tranquilo vas a estar bien. A dos metros de René estaba su cámara negra y su tripié, caídos.
Había gente que atravesaba de prisa, atropellándose, y algunas mujeres estaban sentadas sobre el pavimento, con las manos en el rostro, otras lloraban y gritaban.
Sobre la misma calle, estaban dos personas que resultaron ser hermanos, Roberto y Jaziel, y en medio el cuerpo ensangrentado del empresario y líder cetemista estatal Jesús García Rodríguez, conocido como Don Chuy, semiinconsciente; frente a él, la reportera Nanci Franco trataba de darle ánimos.
Esto lo había ocasionado una sola persona. Un hombre delgado, de aproximadamente 25 años, de pantalón azul, zapatos oscuros, chamarra o sudadera oscura, gorra negra o azul que, a eso de las 10:14, apareció de la nada sobre esta misma calle y disparó con una escuadra directamente en contra de Jesús García, que en esos momentos estaba cerca del secretario de Desarrollo Social, Gilberto Alcalá Pineda, quien era entrevistado por algunos reporteros.
A unos pasos estaban también unos líderes de comerciantes, con reporteros, bloqueando la avenida Galeana: declaraban a los reporteros que el gobierno no se los había tomado en cuenta para la regularización del comercio ambulante en el primer cuadro del centro de la ciudad.
La periodista de esta casa editorial, Tlaulli Rocío Preciado Bahena relató que en el momento de los hechos ella y varios periodistas más entrevistaban a Gilberto Alcalá y que, de pronto, se escucharon disparos, por lo que todos corrieron despavoridos, incluyendo a Jesús García, quien arrolló a la reportera.
Tlaulli, lastimada de los codos y con sangre ajena en la playera y en el chaleco, quedó en el suelo alcanzó.
La gente que quedó en la escena del crimen alcanzó a ver que el agresor remataba a Jesús García Rodríguez.
El atacante corrió hacia la plaza de armas, pasó frente al palacio y bajó por el callejón contiguo a la sede del Poder Ejecutivo hasta Galeana y en la Plazuela del Zacate lo capturaron.
Algunos reporteros contamos al menos trece detonaciones. (Después de la conferencia de prensa que dio el Gobierno del Estado se precisó que lo que se disparó fue un arma calibre 9 milímetros.)
Después de que el agresor corrió rumbo a Plaza de Armas, Tlaulli se incorporó y le pidió a una reportera que la ayudara: “Revísame. No siento nada”, le dijo, porque había leído que a veces los proyectiles se alojan en el cuerpo con efectos retardados. La reportera sólo tenía algunos golpes (algunos que después le provocaron inflamaciones) y un enorme susto (que hizo que su presión arterial se elevara 150-100, según nos dijo una médica del gobierno después de que la revisaron y le dieron medicamento).
Quienes nos encontrábamos en esos momentos allí no esperábamos un ataque de esa manera. Era un día normal, una cobertura normal con una manifestación de comerciantes. Pero se convirtió en un día de muerte.
Algunos compañeros platicaron que pensaban que las detonaciones que estaban escuchando eran cohetes, no a un arma de fuego.
En la zona del ataque varios minutos después las personas caminaban desconcertadas.
Cuando llegaron los paramédicos revisaron a los heridos, entre ellos dos hijos de un líder del Sindicato Unido Nueva Generación, quien responsabilizó al Nuevo Grupo Sindical por el ataque.
Uno de los muchachos, el que recibió un balazo en la mandíbula con travesía hacia el cuello y el hombro, falleció, el otro se recuperó de una bala en un testículo y en el glúteo, de acuerdo con el reporte del secretario de Salud de Morelos, Marco Antonio Cantú Cuevas.
Ese funcionario dijo también dijo que nuestro compañero, el camarógrafo René Pérez Argüello, que recibió un balazo en la región lumbar, se encuentra estable y pronto será dado de alta.
Es importante mencionar que 25 minutos después de que hirieron a René Pérez llegó la ambulancia y lo subieron. Cerca de 20 reporteros que documentaban los hechos protestaron por esta tardanza.
Sobre Jesús García Bejarano, el secretario de Salud dijo que había fallecido al llegar al hospital. Juan Manuel García Bejarano, hijo de Jesús García, fue asesinado a balazos en la avenida Plan de Ayala, durante una cabalgata previo al inicio de la Feria de la Primavera, en abril de 2017.