El lapso que transcurre entre el desayuno y la comida es muy largo, por ello los menores necesitan contar con los alimentos que proporcionen energía al cerebro y al cuerpo, tanto para las funciones cognoscitivas requeridas en el proceso de aprendizaje, como para las necesidades para su desarrollo físico.
Dulce María Araujo Mendoza, licenciada en nutrición adscrita a la Coordinación Delegacional de Nutrición y Dietética del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), dijo que es importante que lleven preparado algún alimento para consumir durante el recreo, así como agua natural o de fruta.
Se recomienda que el menor ingiera jugos naturales o agua de frutas naturales y evitar en lo posible el consumo de bebidas industrializadas, que contienen elevadas cifras de azucares y calorías, de las cuales, por cierto, hay un alto consumo.
En la etapa de desarrollo, la especialista indicó que es indispensable que los niños y adolescentes realicen las tres comidas al día, que desayunen antes de salir a la escuela, debido a que el cerebro requiere de glucosa para su activación coadyuvando al aprendizaje, la atención y la memoria.
La nutrióloga del IMSS señaló que un refrigerio balanceado no requiere de gran gasto económico, puede ser un sándwich de huevo, jamón de pavo, queso, requesón, longaniza, jamón y frijoles, que lleve como complemento lechuga, cebolla y cualquier tipo de germinado.
Por último, destacó que el ayuno prolongado descontrola el metabolismo del organismo, factor importante que conduce a la obesidad, además de originar gastritis, debido a que los ácidos gástricos lastiman la mucosa gástrica cuando no hay nada para digerir.
Por eso el Seguro Social recomienda: antes de ir a la escuela, los niños deben desayunar.