“Actualmente en secuestro ocupamos el segundo lugar, el cuarto en homicidios, el tercero en robo con violencia y el sexto en robo a negocios (…) Pero lo peor son las cifras negras, es decir, aquellos delitos que no son denunciados. La gente ya no denuncia porque no cree ni tiene confianza en la autoridad. En la última encuesta realizada, el 86.3% de la población morelense se siente insegura. A esto agregamos la gran desilusión porque sólo el 5% de las denuncias reciben sentencia. Todo ello a pesar de los casi dos mil millones de pesos gastados en ‘seguridad’ del 2012 al 2015, con recursos federales, estatales y municipales”, expresó Castro Castro al final de la marcha, quien señaló que las estadísticas son preocupantes y alarmantes y colocan a Morelos en los primeros lugares en delitos de alto impacto, y en este 2016 lo ubican como la entidad donde más secuestros se registraron.
Dijo que en la entidad se observa el dolor, la angustia, la tristeza y la preocupación. “Los morelenses necesitan vivir en paz, el pueblo ya no aguanta más (…) quienes deberían garantizarnos seguridad ejercen violencia contra el mismo pueblo”.
El sábado, el prelado se refirió al asesinato de la ex alcaldesa de Temixco, Gisela Mota Ocampo y dijo que ese hecho dejó clara la vulnerabilidad con la que se vive en Morelos, y que se manifiesta también en otros asuntos no resueltos, como las fosas clandestinas de Tetelcingo y la poca transparencia en el manejo de recursos, los cuales han sido desviados para la construcción de espacios para el beneficio de particulares y para la compra de conciencia de algunos legisladores que corrompen –dijo- sus principios por dinero o poder, traicionando la confianza del pueblo.
Otro de los participantes destacados, Alejandro Vera Jiménez, rector de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, señaló a los medios de comunicación que no se puede permitir que se siga violentando a la sociedad morelense.
En la protesta marcharon ciudadanos de todas las clases sociales llegados de diferentes puntos de la entidad y políticos de los partidos más representativos, excepto el PRD, que expresaron -al igual que los ciudadanos- su crítica a la forma en que se gobierna a Morelos.
Diversas voces hicieron énfasis y coincidieron con el obispo en señalar a la inseguridad como uno de los principales problemas de los morelenses, pero también la corrupción de la familia gobernante, que ha dejado a la entidad sin recursos para obras públicas o la operación de los servicios básicos.
Diversas organizaciones ciudadanas no descartaron nuevas movilizaciones en fechas próximas.