Así lo señaló el doctor Felipe Cruz Vega, secretario técnico de la coordinación nacional del Programa Hospital Seguro, del Sistema Nacional de Protección Civil, durante su ponencia, impartida en Cuernavaca en el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), este lunes.
A convocatoria del Instituto Estatal de Protección Civil, el experto hizo notar que se tienen importantes logros a nivel nacional e incluso con aportaciones de México hacia el ámbito internacional en esta materia, como el establecimiento de normas de construcción de los llamados "hospitales seguros", cuyo costo sólo aumenta en alrededor de un 6 a 9% e implica reglas de infraestructura, por ejemplo, en ingeniería de sismos, sustentabilidad, mecanismos de seguridad en caso de fugas de químicos y operatividad en casos de desastres, ya sea en el propio inmueble o para responder a una demanda rebasada de atención médica por otros siniestros.
Recordó el reciente robo de una fuente radiológica en el Estado de México, por lo que "todo el mundo entró en pánico y se tuvo que revisar a quienes habían estado en contacto con esa fuente”. De igual manera puso como ejemplo lo sucedido en la contingencia del 2009 con la identificación del virus AH1N1, cuando no se sabía cómo manejar los casos: "¿Qué hubiera pasado si no se tomaban algunas medidas y qué se debió trabajar mejor? Hay que recordar que cuando los enfermos eran detectados (cuando no se sabía cómo tratarlos) los pacientes eran metidos en áreas de terapia intensiva, con riesgo de contagiar a los demás; en el mejor de los casos los aislaban, pero en casi todos los hospitales el aire acondicionado se comparte, circula por las áreas, entonces no se tenían áreas en las que incluso el sistema de ventilación estuviera separado".
El también responsable de seguridad y prevención del Instituto Mexicano del Seguro Social, informó que ya hay diálogo con instituciones armadas de Estados Unidos para comenzar a cooperar en materia de manuales y cursos (de los cuales este año se realizarán tres talleres) para reforzar las acciones y que algunos hospitales estén preparados en México para desastres químicos, biológicos o nucleares, cuyo tratamiento es muy similar. Se destacan medidas relacionadas con protección al personal, separación de áreas totalmente aisladas o selladas, áreas de descontaminación de servicios de urgencias (que puede ser una regadera no complicada) entre otras medidas que no son muy caras y sí son necesarias para prevenir y poder responder a estos casos, "porque nos puede tocar a nosotros atender este tipo de pacientes".
Felipe Cruz Vega hizo énfasis en que otro de los rubros que se debe atender, como asunto pendiente, es el de las enfermedades o infecciones intra nosocomiales. Consideró que hay medidas muy sencillas pero importantes como son los hábitos de limpieza y capacitar al personal de enfermería e intendencia. Puso como ejemplo que el trabajador de intendencia limpia los sanitarios del hospital y con los mismos guantes limpia el elevador y aprieta los botones del ascensor que conduce a zonas de quirófanos o de alta vulnerabilidad, sin un proceso de desinfección, lo que lógicamente implica riesgos de transmisión de enfermedades dentro del propio hospital.
El director de Protección Civil en el Estado, convocante de dicha conferencia magistral, Francisco Javier Bermúdez, informó que se pretende que en Morelos todos los hospitales cuenten con ciertos protocolos que permitan su certificación como hospital seguro, lo que implica el cumplimiento de normas de infraestructura y capacitación de su personal.
Explicó la importancia de la prevención al hacer referencia a documentos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Estudios de la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción de Pérdidas por Desastres realizados en 16 países de América Latina (entre 1990 y 2012), muestran que la cantidad de personas afectadas y sucesos cada vez aumentan en número y se expanden en la zona geográfica, así como en cada país; la mayoría están asociados con fenómenos climáticos.
Al participar al inicio de la conferencia "Hospitales en los desastres naturales", convocada por el IEPC de Morelos y el Sistema Nacional de Protección Civil, realizada este lunes en Cuernavaca en el Instituto Nacional de Salud Pública, hizo referencia al impacto de los desastres.
De acuerdo con los datos estadísticos de diversos documentos oficiales de la ONU, en América Latina en promedio ocurren 24 desastres intensivos por año (un desastre mayor), cada uno de ellos con un promedio de 39 vidas humanas perdidas, 22 mil personas afectadas, mil 53 viviendas destruidas totalmente y mil 547 dañadas. Las pérdidas mínimas económicas suman 53 mil millones de dólares en los 22 años (ya referidos de los estudios) en la zona.
México fue el primer lugar de AL en el 2010 y en el 2011 con mayores daños y pérdidas totales. En esos años superó a Chile con una gran pérdida de vidas (767 muertes por desastres naturales). México fue el primer lugar en cuanto a viviendas afectadas, con alrededor de 11 millones.
Javier Bermúdez destacó que en el lapso referido nuestro país también se ubicó en el primer lugar en número de desastres con 20 casos, la mayoría por huracanes.
Estimó que una de las razones del aumento de desastres es el crecimiento acelerado de la población y su ubicación en zonas de alto riesgo por las amenazas naturales; la no consideración de la variable de desastres en la planificación de desarrollo urbano desde municipios, hasta políticas de ordenamiento territorial estatal y federal.
Estos datos reveladores, hizo notar, son una de las razones por las que se hace vigente dar énfasis a la prevención, a la protección civil en sus diversos rubros y en este caso a los hospitales, que no sólo se ven inmersos por el riesgo, sino por el papel trascendental que juegan en salvar vidas humanas cuando hay cualquier contingencia y que deben estar preparados para responder a la demanda de atención.