“En la sociedad morelense se está basurizando (sic) a los cuerpos y un ejemplo de ello fue el trato que les dio la Fiscalía General del Estado de Morelos, cuando fueron sacados de las fosas clandestinas del poblado de Tetelcingo en el municipio de Cuautla”, señaló Roberto Ochoa Gavaldón, director de derechos civiles de la Secretaría de Extensión, quien precisó que por esta razón, la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) ha decidido acompañar a las familias de los desaparecidos.
Ochoa Gavaldón dijo que lo anterior está plasmado en el Atlas de la Seguridad y Violencia en Morelos versión 2015, por lo que añadió que “la Fiscalía ha dejado de percibirnos como humanos al realizar este tipo de acciones, en las que confunde el tratamiento del cadáver humano con los desechos sólidos y que incluso el cuerpo de personas ha pasado a ser un elemento que se dispone junto a la basura”.
Asimismo, agregó que muchos de los cuerpos no tienen carpeta de investigación y tampoco un acta de levantamiento del cuerpo, lo que evidencia que no estuvieron documentados correctamente y por tanto ya no argumentan las diligencias para cruzar los datos con las familias que exigen y reclaman saber si entre esos cuerpos están sus seres queridos.
De ahí la necesidad de saber de quiénes son los cuerpos a los que se les da este trato, “en los que se violan los más elementales protocolos de inhumación y en donde la autoridad pretende hacerlo normal...", dijo Roberto Ochoa.