En el desglose del diagnóstico de la CNDH, de los siete penales evaluados en Morelos, el Centro de Reinserción Social Varonil de Atlacholoaya (que hace unos años se presumió como modelo para América Latina) obtuvo la calificación más baja con 3.95 puntos de un total de 10; seguido por la cárcel distrital de Tetecala con una calificación de 4.02 puntos; la cárcel distrital de Cuautla con 4.06 puntos; el Centro de Reinserción Social Femenil de Atlacholoaya con 5.07 puntos; la cárcel distrital de Puente de Ixtla con 5.11 puntos; la cárcel distrital de Jojutla con 5.94 puntos; y Jonacatepec con 7.64 puntos.
Los puntos evaluados por la CNDH fueron: la situación jurídica actual de los internos; las condiciones de presidio; las medidas de seguridad para proteger su integridad física y moral; la promoción de actividades productivas y educativas dentro de las cárceles; el mantenimiento del orden y la aplicación de sanciones; la atención oportuna y adecuada a grupos especiales, como personas de la tercera edad, adictas, con VIH, discapacitados e indígenas.
No obstante, lo más preocupante para la CNDH es que lamentablemente dentro de los penales se afectan sistemáticamente los derechos de los internos vulnerables.
Y es que son las personas de la tercera edad, los discapacitados, los enfermos mentales, los adictos, los internos que viven con VIH/SIDA, homosexuales e indígenas, quienes más vejaciones sufren dentro de los centros de reclusión, en virtud de que es deficiente la asistencia médica, social y jurídica.