“Como legisladores tenemos el desafío de imaginar soluciones adecuadas para poner un hasta aquí a las cifras catastróficas de la delincuencia”, argumentó en la tribuna.
“Sabemos que las policías municipales viven en situaciones de gran precariedad en su presupuesto, conformación, reducido número de integrantes respecto a la población que atienden, prestaciones insuficientes y bajos salarios, lo que acaba por configurar un panorama de grandes dificultades en uno de los primeros escalones de la seguridad, como lo es la Policía Preventiva”.
Jorge Arizmendi, también presidente de la Junta Política y de Gobierno del Congreso, agregó que “si imaginamos la disparidad que existe entre la delincuencia organizada en cuanto a equipo y entrenamiento, respecto del que tienen las policías municipales, podemos concluir lo grotesco de la realidad que vivimos en el rubro de la seguridad”.
“Es urgente desterrar la expectativa de un presente y un futuro amenazado para nuestras familias. De ninguna manera podemos permitir que vivamos sometidos por el temor, porque éste frustra la convivencia y la armonía social, inhibe el desarrollo social, vulnera la soberanía nacional, debilita las libertades y desalienta los esfuerzos productivos”, apuntó.
Dijo que es necesario hacer cambios radicales, al sostener que la población ya no tiene confianza en los cuerpos policíacos.
“Del total de delitos cometidos, sólo un porcentaje muy bajo, que en ocasiones apenas alcanza el 20%, generan denuncias; de ellos aproximadamente un 10% deriva en órdenes de aprensión y, finalmente un número muy bajo culmina en sentencias acusatorias”.
Dijo que esto es lo que conduce a suponer que los mexicanos enfrentamos un alto grado de impunidad, pues en muy pocas ocasiones los delincuentes son detenidos.
Agregó que ante la impunidad la elevación de las penas ofrece poca posibilidad de éxito, puesto que el origen se encuentra en la amplia certeza que tienen los delincuentes de poder desarrollar sus actividades, casi sin restricciones.