Con gran valor, los infantes –algunos, víctimas de delitos sexuales, y otros, solamente solidarios y concientes de la situación- llegaron con sus padres a la Cámara de Diputados a demostrar que sólo basta la voluntad y el esfuerzo para lograr cosas a favor de los niños.
Además de sus alcancías, con monedas ahorradas de sus domingos y del recreo, los menores llevaron consigo pancartas en las que pedían la protección a todas las niñas y niños que son víctimas del delito.
“Niños y niñas de la comunidad de Alpuyeca venimos (al Congreso) a pedir protección a los niños y niñas que denuncian un delito; nos enteramos que los niños que declaran (en los juicios penales) tienen que enfrentar a su agresores”, dijo Shashenka, una pequeña que con gran desenvoltura y conciencia de lo que significaba su protesta incluso describió lo que es una Cámara Gesell y para qué sirve.
Ante la respuesta del Congreso, el Tribunal Superior de Justicia y Procuraduría General de Justicia de que era necesaria dicha cámara pero que no había recursos para comprarla e instalarla, Shasenka dijo: “Ponemos nuestras alcancías porque nos dijeron que no había dinero, traemos un poco de dinero que hemos ahorrado para que pronto se pueda comprar la cámara”.
De igual forma, la representantes del Centro de Derechos Humanos “Digna Ochoa”, Susana Díaz Pineda, insistió en que la instalación de la Cámara de Gesell en al menos una de las salas de juicios orales es una necesidad urgente, pues los niños y niñas que han sido víctimas de delitos sexuales deben ser protegidos y no deben ser expuestos a careos con sus agresores, que en la mayor parte de los casos resultan ser sus mismos padres o familiares.
Cabe destacar que los diputados rechazaron recibir el dinero de los menores y prometieron apoyar su petición pero como siempre no dijeron ni cómo ni cuándo.