Destacó que “en materia laboral las cosas parecían ir muy bien, porque la ocupación en diversas actividades sería considerable, sólo para el acarreo de materiales se tiene un listado de 600 camiones de carga, pero la cosa cambió un poco con la presencia de ese sindicato”.
Incluso agregó que “se les ofreció apertura para que fueran incluidas parte de sus bases en las contrataciones, pero lo rechazaron. Demandaron el 20 por ciento en acarreo y obra, cosa que no es posible si consideramos que son Nuevo Grupo Sindical (NGS) y Federación de Trabajadores de Morelos (FTM) los que tienen los contratos”.
El funcionario sostuvo sin embargo que tampoco significa que la inversión se encuentre parada, se viene trabajando en los preparativos, en todo aquello que tiene que ver con el trazo y la limpia del derecho de vía para poder comenzar a desarrollar las acciones de mayor profundidad.
Mencionó que finalmente es la Federación la que ejerce el proyecto, “no sabemos con base en qué el sindicato que reclama se siente con derechos, porque el acuerdo fue que Morelos se quedaría con la mano de obra y las fuentes de empleo, ellos fueron enterados de la definición en los contratos”.
“De cualquier forma, lo que interesa al estado es desatorar el conflicto, porque seguimos con la presión de los sindicatos que con toda razón reclaman hacer valer los convenios, sobre todo porque requieren de la ocupación de sus afiliados en el desarrollo de la inversión”.
El asunto es que se nos empató el conflicto de la Siglo XXI con el amparo de suspensión de obra en la ampliación de La Pera-Oacalco, es un doble golpe que le pega a las dos organizaciones, NGS y FTM.
Es lamentable, dijo, porque “se tuvo que hacer un enorme esfuerzo para poder lograr que se conciliaran intereses entre esos dos grupos hegemónicos, nos llevamos más de medio año en eso y cuando se alcanzó el objetivo se presentan otros inconvenientes”.