El TSJ aspiraba a implementar, desde finales de 2013, esta nueva modalidad de juicios en materia familiar, con la finalidad de agilizar la resolución de este tipo de asuntos, sobre todo en los que no existe mayor conflicto entre las partes y descongestionar los juzgados civiles.
El consejero de la Judicatura Rubén Jasso Díaz reconoció los inconvenientes para concretar este proyecto y por ello no hay una expectativa sobre cuándo podrían implementarse.
“El proyecto trajo algunos problemas, problemas jurídicos y materiales. Jurídicos porque se está trabajando la reforma, se tiene que presentar al Congreso; la reforma la está trabajando el Consejo de la Judicatura, en esa etapa estamos. El presupuesto en este año no fue el que se deseaba que se otorgara, bajó un poco”, indicó.
Dijo que estas circunstancias han impedido aterrizar el proyecto, pero sigue como uno de los pendientes del TSJ y del Consejo de la Judicatura. Incluso, recalcó que se analiza si es posible hacer algunos ahorros en el presupuesto actual o conseguir recursos adicionales para echar andar el proyecto de juicios orales en materia familiar.
Agregó que el proyecto prevé una primera etapa atender, por ejemplo, juicios de divorcios voluntarios, autorizaciones a menores para salir del país y asuntos de menor complejidad que pueden solucionarse de inmediato; y una segunda etapa abarcará los juicios contenciosos, que son los más difíciles por las circunstancias personales entre los intervinientes.