El 10 de febrero pasado, “Rose” (quien pidió mantener a discreción su nombre real) acudió con un grupo de jóvenes, la mayoría mujeres, estudiantes de una universidad de Minneapolis, Minnesota (cuyas autoridades pidieron mantener en secrecía el nombre) a un recorrido por las instalaciones del Congreso local, como parte de un intercambio de culturas.
Fue entonces cuando el diputado Miranda Gallegos, como presidente de la Comisión de Educación y Cultura, junto con otro legislador (de quien no se dijo su nombre), dio la recepción a los estudiantes estadounidenses, con quienes al finalizar el recorrido se ofreció a tomarse una fotografía de recuerdo, en el interior del salón de plenos.
"Los dos diputados dijeron: ‘Métete aquí’. Había un lugar entre dos diputados y uno de ellos me puso la mano y estaba muy cerca de mi pecho y me dijo: 'Vente, baby' y me jaló hacia él. Y entonces me sentí muy incómoda y entonces empieza a preguntarme cosas, si a la mejor yo estaba malinterpretado o si era lo que estaba pensando que era. Pero sí me sentí muy incómoda y me sentí insegura", narró la joven en entrevista.
Más tarde –agregó Rose–, al acabar el recorrido y sentirse ofendida por lo sucedido, decidió contarles lo sucedido a los profesores que la acompañaban. "Ya me entró el coraje, me sentí muy mal y comencé a llorar. Sentí pánico, ansiedad, no sabía qué hacer, no sabía cómo reaccionar porque era una persona de mucha autoridad, además de que aquí es otra cultura, otro idioma que no conozco bien."
Los profesores de la universidad le dieron su respaldo y se determinó presentar una queja ante el Congreso del estado en contra de las acciones del diputado, más aún cuando no es la primera visita que realizan a las instalaciones del Congreso local.
"Yo le hablé a la persona de protocolo parlamentario y le dije la situación que pasó y le dije: ‘¿Usted sabe de otro antecedente con este diputado?’ No; la verdad es que no y pues, pensándolo, se quemarían mucho si lo hicieran con una mujer que trabaje ahí o algo, y ésta fue como una oportunidad y a la mejor pensó ‘ya se va la gringa y no va a pasar nada’", explicó el profesor encargado de los recorridos, que también pidió no publicar su nombre.
Sin embargo, se ha confirmado que en el Congreso local nunca se dio seguimiento de la queja o se levantó algún tipo de acta, aun con la queja que radicaron las autoridades universitarias.
Dicha información, pese a haberse registrado el hecho desde hace varias semanas, fue confirmada por las autoridades de la Universidad de Minneapolis y por la estudiante en una entrevista para diferentes medios de comunicación el día de ayer.