“No habiendo tenido efecto este testamento, el 9 de enero de 1828, ante el mismo escribano nombro en lugar de los albaceas segundo y tercero a don Joaquín María Casas, quedando firme el de su esposa.
“Habiendo muerto el señor Vega el 12 de septiembre de 1828, la viuda doña Francisca Varela, cumpliendo con la voluntad del finado, escrituro el 11 de septiembre de 1831 ante el escribano don José Ignacio Salgado el capital de $ 89,290.81 para fundar el referido hospicio y nombró patrono de la fundación al Obispo de Oaxaca y, en su defecto, al que gobernase la diócesis en su nombre o por sede vacante.
“La señora Varela puso desde luego el capital en manos del cabildo eclesiástico, quien lo comenzó a administrar e invirtió algunas sumas, pero de los réditos, el auxilio de los Hospitales de San Cosme y de San Juan de Dios y en las lismos de los pobres.
“Electo Obispo de Oaxaca el señor Don Antonio de Mantecón y tomado posesión de su mitra el 6 de julio de 1844, paso luego el capital de la fundación a ser administrado por él.
Este señor lo mismo que el cabido eclesiástico, enervaron el establecimiento del hospicio, y dando diversa inversión a dicho capital empezó a murmurarse de su conducta.
“Esto pasaba en 1849, época en que el señor licenciado Benito Juárez era gobernador de Oaxaca.
“Conociendo este gobernante del mal estado en que la beneficencia se encontraba a causa de las continuas revoluciones que agitaban al país, exigió primero al ayuntamiento a mejorar las condiciones del Hospital de Belén y, conseguido el objeto, fijó después su atención en el establecimiento del Hospicio con el laudable fin de dar a los pobres el abrigo y el auxilio que reclamaba su calamitosa situación.
“Haciéndose la sociedad inculpaciones al gobierno de la mala inversión que se daba a la obra pía del benefactor Vega, de que no se ponía de acuerdo con el diocesano para dar cumplimiento a la fundación de la Casa de Asilo, comisionó al señor licenciado don Manuel Ruiz, que era el secretario de su gobierno para que en su representación pasara a conferenciar con el señor Mantecón acerca del negocio y conseguir si era posible el pronto establecimiento del Hospicio.
“El Señor Ruiz en cumplimiento de su comisión paso a ver al señor obispo y recibido por éste le expuso: que deseando el gobierno que fundación del Hospicio de la Vega no fuera una utopía, le suplicaba se sirviese informarle, si estaba dispuesto a establecerlo, para en su caso ayudarlo con los elementos de que disponía.
“El señor Mantecón dijo al señor Ruiz con cierto desdén estas palabras: ‘Diga usted señor secretario al señor gobernador que no mueva este negocio’.
Ruiz, que no esperaba tal contestación, instó al señor obispo sobre la necesidad de tratar de él, no sólo por exigirlo así los deberes del Estado, sino porque era urgente darle una solución para satisfacer al pueblo que tan mal glosaba la conducta tanto de la mitra como del gobierno, que no se insinuaba con ella.
“Entonces el obispo citó a Ruiz para después, señalándole día y hora en que debían verse.
“Llegado el día Ruiz se presentó en el palacio episcopal y no fue recibido por el Obispo; al día siguiente ejecutó la misma operación y no consiguió audiencia.
“Enojado Ruiz con esta repulsa dejó al secretario de la mitra el siguiente recado:
‘Sírvase usted de cor al señor obispo que he venido a buscarle dos veces; que tenga en cuenta que traigo la representación del gobierno y no la mía particular y que mañana volveré a esta hora para hacerme entender’.
“A las once de la mañana del día siguiente se presentó Ruiz en el palacio episcopal con los señores regidor don Juan Nepomuceno Amogabar, y síndico del ayuntamiento don Manuel Dublán, y mando anunciarse.
“El obispo Mantecón lo recibió en el acto.
‘Recibí -le dijo-, un recado de usted poco comedido y precisamente él me obliga a contestarlo, manifestándole: que no reconozco en el «yopito» que gobierna Oaxaca, autoridad superior a la mía, y como consecuencia, no puedo ni debo tratar con él ni con su representante el asunto que nos entrevista’.
“Ruiz, con la entereza que le caracterizaba, replicó así al señor Mantecón: ‘El que ha estado poco comedido con el representante del gobierno oaxaqueño es usted que ha dado muestras del poco respeto que le tiene’ y se retiró.
“Dada cuenta a Juárez con el resultado de este negocio, dirigió al obispo el siguiente recado: ‘Comprendo bien, padre obispo, que la fundación del Hospicio no se llevará a efecto porque el clero no soltará de sus manos los fondos que dejó el benefactor; pero sepa usted que si hoy aprovecha la preocupación religiosa, que le da superioridad llegará un día en que esa ficticia superioridad de que hace usted alarde para despreciar al gobierno, quede para siempre bajo la férula del poder civil que es como debe estar.
Dios dé vida para que lo vea y a mí para que se lo haga notar’.
“El señor Mantecón no alcanzó a ver la realización del pronóstico por haber muerto el 11 de febrero de 1852”.
Manuel Martínez Gracida. Es copia fiel del original. Oaxaca, Oaxaca, marzo 12 de 1956. Ramón Arjona Villafañe.
Este documento pertenece a una recopilación de Documentos, Discursos y Correspondencia. Selección y notas, de Benito Juárez, realizada por Jorge L. Tamayo, editada por la Universidad Autónoma Metropolitana en 2006. Martínez Gracida es un reconocido historiador oaxaqueño. En el mismo se consignan en una muestra los ejemplos de excesos de las autoridades eclesiásticas que impulsaron la determinación de los legisladores de 1857 para determinar las Leyes de Reforma que modificaron las relaciones que el Estado tenía con la Iglesia Católica.
LA CONSTITUCIÓN DE 1857
En La historia general de México, editado por el Colegio de México, la investigadora Lilia Díaz consigna: “El 15 del proyecto constitucional fue el que provocó la más acalorada discusión, pues parecía inclinarse por una religión de Estado, aunque suprimiendo el exclusivismo de las constituciones anteriores. Conforme dicho precepto, no se expediría en la república ninguna ley ni orden de autoridad que prohibiese o impidiese el ejercicio de ningún culto religioso, pero habiendo sido la religión exclusiva del pueblo mexicano la católica, apostólica y romana, el Congreso de la Unión cuidará por medio de leyes justas y prudentes de protegerla en cuanto no se perjudiquen los intereses del pueblo ni los derechos de la soberanía nacional”. El ministerio se pronunció en su contra juzgándolo impolítico, Los conservadores lo repudiaron por clericales, los moderados que aceptaban en principio la libertad de conciencia lo combatieron con su eterno argumento de “no es tiempo”, los puros lo atacaron por mezquino o innecesario. Finalmente declarado sin lugar a votar, el artículo volvió a comisión.
A la promulgación de la Constitución de 1857, le acompañó un manifiesto que expresa: “La igualdad será de hoy en adelante la gran ley en la república no habrá más mérito que el de las virtudes; no manchará el territorio nacional la esclavitud, oprobio de la historia humana; el domicilio será sagrado; la propiedad inviolable; el trabajo y la industria libres; la manifestación del pensamiento sin más trabas que el respeto a la moral, a la paz pública y a la vida privada, el tránsito, el movimiento sin dificultades, el comercio, la agricultura sin obstáculos; los negocios del Estado examinados por los ciudadanos todos; no habrá leyes retroactivas ni jueces especiales, ni confiscación de bienes, ni penas infamantes, ni se pagará por la justicia, ni se violará la correspondencia, y en México para su gloria ante Dios y ante el mundo, será una verdad práctica la inviolabilidad de la vida humana, luego que con un sistema penitenciario pueda alcanzarse el arrepentimiento y la rehabilitación moral del hombre que el crimen extravía”. Luego de este acontecimiento, los conflictos político religiosos se incrementaron durante varios meses. El más destacado se desarrolló en Puebla, con un elevado costo político, económico y social, para todos.
SERGIO MÉNDEZ ARCEO
“Para muchas, quedó grabado el mensaje de don Sergio; organizarnos, concientizarnos y actuar. La pasividad no es buena consejera. Por eso, cuando él llamó a las mujeres a la organización, muchas lo entendieron y salieron de sus casas a luchar”. Así recuerda Juliana G. Quintanilla “el aporte de la Iglesia a las mujeres en voz y acción de don Sergio”.
“Así realizábamos reuniones donde cada una de nosotras decíamos lo que entendíamos sobre ese llamado para defender nuestros derechos, el uso de las palabras hermanas y hermanos se extendió por todo el estado.
“Ahora seguimos avanzando en esa lucha que tiene un gran camino avanzado: es más como compañeras, mujeres, y eso es en parte debido a nosotras pero también a esa herencia de don Sergio que insistía en hablar de los hombres y de las mujeres, y el inicio del reconocimiento de nuestros derechos se da a través del lenguaje, después y muy importante en los actos hacia nosotras.
“Sabemos que si no son las mujeres mismas quienes defienden sus derechos, nadie se los otorgará gratuitamente. Es un problema de poder. Quien tiene el poder no lo quiere compartir. Ejercer un poder antidemocráticamente es lo que impide reconocer los derechos del otro, y sobre todo de la otra, de la mujer, de quien ha sido excluida de la toma de decisiones en el ámbito de la esfera pública.
“Hoy podemos recordar que hace 20 años en una reunión con don Sergio, nos reconoció y se reconoció al feminismo. Esto fue muy importante para el crecimiento de los grupos de mujeres en Morelos. Las primeras fueron las mujeres del periódico María Liberación del Pueblo, con Emma Pérez al frente, quienes se sintieron fortalecidas con ese reconocimiento y salieron de la cocina para dedicarse a la comunicación desde su periódico mensual, el cual, por cierto, por falta de recursos económicos dejarán de publicar. Pensamos que seguramente don Sergio no aceptaría pasivamente que estas mujeres dejarán de publicar su periódico. Él participaría en la búsqueda de apoyo a este grupo.
“La emancipación de la mujer acentúa el debate sobre relaciones de género, politizando temas hasta entonces restringidos a la esfera privada y revestidos de tabú: la sexualidad, el machismo, la violencia doméstica y política.
“En una sesión de trabajo, un mayo 29 de 1982, hizo la siguiente declaración: ‘Estoy convertido al feminismo, porque ellas me han descubierto un mundo no fácilmente comprensible si no se les tiene en cuenta: ahora se habla de Dios padre y madre’.
“Don Sergio contribuyó enormemente para que muchas mujeres cristianas se interesaran por conocer con mayor profundidad y amplitud el trabajo de los grupos feministas y entender el sentido de sus demandas.
“Coincidentemente es en este periodo la solidaridad de don Sergio. Se expresó de modo tan especial para transmitir el empuje en el trabajo, amplió la visión del proceso de superación de las mujeres en todos los ámbitos. Esa solidaridad compartida cada ocho de marzo, Día Internacional de la Mujeres, su actuar acompañado de pronunciamientos públicos en el atrio de la catedral del pueblo. En ese entonces sus palabras de aliento nos aumentaban la fuerza y el deseo de seguir en la lucha para entrar más de lleno en las diversas formas de comunicación y estrategia de la concientización del pueblo.
“Más aún, cuando un mayor número de mujeres comienza a desempeñar un papel más activo al interior de organizaciones políticas de izquierda, sobre todo con la postulación de Rosario Ibarra de Piedra como candidata a la presidencia de la república. A partir de entonces muchas experiencias se han vivido. Algunas cosas han cambiado, otras permanecen igual, pero eso también es parte de la lucha por hacer valer plenamente los derechos de las mujeres. En las reuniones de mujeres en ese entonces se escuchaban los comentarios aterrorizados de las mujeres que eran agredidas por el hecho de atreverse a salir de sus casas a buscar a otras mujeres para estudiar y entender que lo que hacían juntas no era malo. Ha sido un largo y difícil proceso.
“La solidaridad de don Sergio con las mujeres lo llevó a pasar por la experiencia de ver la realidad con ojos diferentes a los suyos y eso dio lugar a una teología de una riqueza sorprendente. Condenó la discriminación por el sexo, sentenció que la mujer ya no va a ser instrumento de recristianización de una manera tradicional. Habló de distinguir lo cultural de los principios sobre el tema de lo femenino. El papel de la mujer para transmitir sus riquezas, su sensibilidad, sus derechos, pensamientos y cambio de actitudes.
“La opresión de la mujer en la Iglesia la relacionaba con su opresión en la sociedad; hacía constantes llamados a erradicar el antifeminismo de los varones con el de las mujeres. Más allá de la Iglesia denunció que hay un antifeminismo oculto en el discurso pero ideológico, que no se puede hablar de liberación de la mujer en un mundo de opresores y oprimidos.
Ahora resulta más comprensible cuando escuchamos las voces de las mujeres contra las guerras, podemos también darnos cuenta de que la lucha contra el terrorismo no será ganada con las armas y que la paz y la justicia tienen pasos andados para y por la mujeres, quienes tenemos decididamente el compromiso de defensa de los derechos de que las mujeres indígenas sigan en el crecimiento de la organización y conciencia, las obreras en defensa de sus derechos. En la guerra la situación de las mujeres empeora y de manera reiterada señalan que con violencia y ataques militares no erradicarán los problemas. Las mujeres deben ser apoyadas en su larga y desesperada lucha por recuperar algunos de sus derechos y para combatir los tentáculos del fundamentalismo en sus países.
“Este camino ya tiene trecho andado y la mujeres seguimos construyendo. Las leyes nacionales e internacionales se han ampliado en el reconocimiento de nuestros derechos, pero es indispensable ponerlas en práctica. Aseguró que el pleno respeto a los derechos humanos de las mujeres es una responsabilidad urgente”.
Así describe Juliana G. Quintanilla, integrante desde su fundación de la Comisión Independiente de los Derechos Humanos, el contacto que las trabajadoras y mujeres católicas de Morelos construyeron con el obispo de Cuernavaca durante casi tres décadas, Sergio Méndez Arceo.
José Martínez Cruz recuerda así la relación de Méndez Arceo, la CTM y el movimiento obrero de los años setenta, cuando grupos de trabajadores de los sindicatos textiles y automotrices que se habían constituido en organizaciones independientes determinaron desviar el desfile del primero de mayo de 1974, para no “agradecer” al gobernador Felipe Rivera Crespo. Algunos aseguraron que se trató de una protesta orquestada por Méndez Arceo en contra de las dirigencias cetemistas de aquella época.
Según Martínez Cruz, en aquella etapa, Méndez Arceo mantenía una relación normal con los empresarios entre los que destacaba Juan Dubernard, propietario de una fabrica textil. Posteriormente el obispo buscar acercarse a los obreros, y son éstos los que le piden su solidaridad planteándole claramente el respeto a su autonomía y sus decisiones democráticas. Cuando estalló el movimiento textil, decidió donar al fondo de solidaridad todo lo que se recogía en las mismas. Esto no lo podían soportar, mucho menos comprender los dirigentes cetemistas. Por eso Fidel Velázquez convocó a un paro general de labores en contra de Méndez Arceo, acusándolo de “obispo rojo”.
Sergio Méndez Arceo (1907-1992) fue obispo de Cuernavaca de 1952 a 1982. Lo sustituyó Juan Jesús Posadas Ocampo, quien de Cuernavaca fue enviado como obispo a Guadalajara; ahí falleció en un enfrentamiento armado en el aeropuerto, que se dio cuando se enfrentaron grupos de narcotraficantes, cuando era procurador general de la república Jorge Carpizo y presidente, Carlos Salinas de Gortari.
En diciembre de 1986, se creó desde Morelos el Movimiento de Laicos Católicos “Testimonio y Esperanza. Sus fundadores fueron el actual gobernador Marco Antonio Adame Castillo, José Telumbre, Gregorio Rodríguez, Ricardo Navarro y Jorge Zarza, inspirados en la primera visita del papa Juan Pablo Segundo.
El Partido Acción Nacional logró sus primeros triunfos electorales en 1997, cuando era obispo Luis Reynoso Cervantes, religioso especialista en temas jurídicos, que participó como representante de la iglesia católica, en las negociaciones para la modificación constitucional que actualizo las relaciones entre la Iglesia y el Estado en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari. Cuando era gobernador de Morelos Antonio Riva Palacio, Reynoso Cervantes apoyó algunos proyectos del gobierno de Jorge Carrillo Olea, entre los que destacó el frustrado club de golf Tepozteco, también excomulgó a los secuestradores de la generación de Daniel Arizmendi, el “Mocha-Orejas”, el 23 de mayo de 1996, cuando a consecuencia de la inmovilidad gubernamental para frenar a la delincuencia organizada, la sociedad organizó una gran marcha de protesta. Dos años después el general Carrillo solicitó licencia al cargo de gobernador, luego de que el coordinador del grupo de Antisecuestros, Armando Martínez Salgado, fue detenido cuando pretendía “tirar” un cadáver a un costado de la autopista del Sol.
CULTO RELIGIOSO EN LUGARES PÚBLICOS
El 15 de diciembre, el Congreso aprobó una reforma constitucional que permitirá que los actos de culto religioso se practiquen de manera colectiva en lugares públicos a pesar de que horas antes varias decenas de representantes de la izquierda se tomaron la tribuna del Congreso para impedirlo. Los representantes del PRD, PT y el Movimiento Ciudadano tomaron el control de la mesa directiva en rechazo a una modificación al artículo 24 de la constitución, que buscó terminar con el Estado laico en México.
La iniciativa se aprobó por 199 votos a favor, 58 en contra y tres abstenciones. Con esta reforma se permiten las celebraciones religiosas sin dar aviso a la autoridad respectiva y suprimió que sólo se realicen en los templos. Aquellos partidos denunciaron una supuesta complicidad entre el PRI y el PAN para terminar con el Estado laico. Dicho dictamen también permite difundir esas ceremonias en medios masivos de comunicación sin permiso de la Secretaría de Gobernación y pueden exigir concesiones de radio y televisión.
El proyecto tiene como propósito cumplir con el pacto de San José, del que México es firmante, que establece la libertad de conciencia, de religión y de culto. Éste fue aprobado luego de que se confirmó que el papa Benedicto XVI visitará México en marzo de 2012.
El 19 de diciembre, el gobernador Marco Adame se sumó al llamado de reconciliación social expresado por diferentes sectores como la arquidiócesis de México, para lo que se necesita voluntad personal, política, participación de toda la sociedad para salir adelante, vencer desafíos y retos como la violencia y la delincuencia.
El 14 de diciembre, acudió en compañía de su familia a la celebración religiosa con presencia de las reliquias del beato Juan Pablo II en la catedral de Cuernavaca, reiterando su respeto a todas las expresiones de fe que forman parte de un derecho fundamental identificado en las leyes supremas de la nación, asegura el comunicado oficial de aquel evento.
Respecto a la modificación al artículo 24 de la Constitución, Adame Castillo subrayó que en la contienda electoral el tema de las libertades y de los derechos humanos ocupa un lugar preponderante, ya que han sido fundamentales para concretar el contenido democrático del proceso electoral y de la vida pública de México.
En un país de libertades, agrega el gobernador, donde se han aprobado reformas constitucionales, como la recientemente ocurrida al artículo 24 constitucional donde se discute la libertad religiosa, o los aspectos de derechos humanos como lo ha reafirmado la Suprema Corte de Justicia de la Nación en sus debates y resoluciones en alusión al respeto irrestricto a los derechos fundamentales, por encima de cualquier urgencia o coyuntura, son temas que estarán a la vista de todos.
El primero de enero de 2012, inicia formalmente el proceso electoral en el estado de Morelos. Esta elección concurrente será el escenario en el cual se analicen y se emitan propuestas de solución para los temas más importantes de la sociedad. Los simpatizantes y dirigentes de las diversas organizaciones religiosas tendrán una participación más activa y abierta, siempre hasta donde la ley se los permita.
El 17 de marzo del 2000, Luis Reynoso Cervantes emitió el Código Moral del Proceso Electoral con 28 comentarios, basados en documentos religiosos y leyes electorales. Al final indicó: “Se requiere por parte de los ciudadanos, principalmente de los católicos: autenticidad de vida, testimonio en materia de justicia social, la caridad no suple las deficiencias, de la justicia ni justifica la injusticia de un orden establecido. Esto solamente se logrará cumpliendo con responsabilidad, eligiendo a los mejores ciudadanos que ocupen los puestos de mando, que hagan posible las debidas transformaciones económicas y políticas que superen las injustas desigualdades sociales de nuestra Patria, originadas por la corrupción, la inseguridad y la ineptitud”.
El dos de julio del 2000, triunfó el Partido Acción Nacional en los ámbitos federal, estatal en Morelos y municipal en Cuernavaca. En la próxima jornada electoral, las organizaciones religiosas podrán realizar reuniones en lugares públicos y están en condiciones de solicitar acceso a los medios masivos de comunicación. La corrupción, la inseguridad y la ineptitud, como en el 2000, siguen afectando las perspectivas de desarrollo.