En la elección de 2012 participarán protagonistas que han estado involucrados desde 1997, cuando se iniciaron los procesos ciudadanizados que concluyeron con las votaciones “revisadas y sancionadas por el gobierno”, lo que ha provocado una serie de enfrentamientos al interior de los tres partidos políticos que solos o en alianza han logrado triunfos y derrotas, de forma tal que hoy les permite expresar que están en condiciones para lograr el mayor número de sufragios.
PRI, PAN y PRD en Morelos van a una contienda tras dos objetivos, el primero “cumplir con una tradición política local”, revivir “la olla de cangrejos morelenses”, dicen que para saber si una olla llena de cangrejos son de Morelos, sólo hay que dejarla destapada y si luego de un tiempo todos permanecen ahí, son de esta tierra, pues entre ellos se encargan de que ninguno alcance la altura suficiente para escapar del instrumento de cocina.
La segunda intención es debatir al interior de cada organización qué es más importante: la marca o el producto, los militantes “ultras” de cada partido aseguran que los candidatos presidenciales de sus organizaciones “tienen arrastre suficiente para cargar a los abanderados locales, desde gobernador hasta regidores”. Así se inicia la descalificación al interior de cada organización en torno a quien será el candidato a gobernador y quienes serán los abanderados al resto de las posiciones, en las tres organizaciones grandes aseguran que la lista y la designación final les llegará desde el centro del país.
Esta será la tercera elección concurrente en la que el gobernador y el presidente de la república se elijan el mismo día. En 1994, con la designación de Jorge Carrillo Olea por parte del presidente saliente Carlos Salinas de Gortari concluyó un ciclo de selección de candidatos desde Los Pinos, durante el cierre de sexenio, decisión posterior a la designación de candidato presidencial, era el último gobernador que designaba el presidente cada sexenio.
En 1976 Armando León Bejarano llegó por designación de Luis Echeverría, en 1982 Lauro Ortega Martínez fue designado por José López Portillo, Antonio Rivapalacio López por Miguel de la Madrid Hurtado y Jorge Carrillo Olea por Carlos Salinas de Gortari. Este asunto afectó de diferente manera a cada gobernador y siempre fue una razón para el distanciamiento con las autoridades federales.
A Armando León Bejarano le tocó gobernar cuando era presidente José López Portillo, que envió a Luis Echeverría de embajador a Australia, lo que dejó en una posición incómoda a los “echeverristas”. A Lauro Ortega le tocó ser gobernador durante la gestión de Miguel de la Madrid, la experiencia del ex líder priista sobre los economistas cercanos a De la Madrid, propició una imagen de “rompimiento” de la “disciplina partidista” entre el mandatario estatal y el gobierno federal. Aquí se bajaban impuestos mientras que en el país existía inflación, a nivel nacional había recortes presupuestales y en Morelos se autorizaban aguinaldos de 90 días a los trabajadores de gobierno.
Antonio Rivapalacio fue líder del Senado con Miguel de la Madrid y le tocó ser gobernador durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari. El político morelense enfrentó diferencias y señalamientos desde el gobierno federal, primero porque aquí fue una de las entidades donde se comprobó que Salinas no triunfó como candidato, y el senador le ganó la nominación a Jorge Carrillo Olea, que en ese sexenio se convertiría en uno de los “cinco hombres más cercanos al presidente” con Salinas de Gortari, quien lo nombró coordinador de la Lucha Contra el Narcotráfico.
Carrillo Olea ganó la elección de 1994, días antes de que asesinaran en la colonia de Lomas Taurinas en Tijuana, Baja California, al candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio. Lo sustituyó el coordinador general de la campaña Ernesto Zedillo, con quien Carrillo tuvo diferencias cuando fueron parte del equipo de empleados del presidente Salinas.
EMPATAR LAS ELECCIONES
En 1996, luego de que se aprobó la creación del IFE, Carrillo Olea envió al Congreso morelense la iniciativa mediante la cual propone instaurar el Instituto Estatal Electoral de Morelos, y dentro de la misma reforma política impulsa la modificación de fecha de las elecciones locales, para empatarlas con el día de la elección federal, así dejan de realizarse el tercer domingo de marzo y a partir del 2000 el primer domingo de julio de cada tres años.
Juan Salgado Brito, candidato a gobernador del PRI en el 2000, asegura que una parte importante de su derrota se debió a que esa fue la primera elección concurrente, la “ola azul” a favor de Vicente Fox en Morelos provocó su derrota, recuerda que según encuestas de aquella época, en marzo el PRI mantenía cierta ventaja sobre el PAN y el PRD.
La última elección diferida fue la de 1997, en marzo el PAN logra ganar Cuernavaca y Zapata, así como tres distritos locales de la capital, el PRI se queda con ocho distritos y el PRD con siete, el PRD triunfa en los municipios con mayor población como son Jiutepec, Cuautla y Jojutla, y el PRI conserva la mayoría de las zonas rurales.
En julio, en la elección federal cuando triunfa Cuauhtémoc Cárdenas como jefe de gobierno del Distrito Federal, en Morelos tres distritos son para el PRD y uno lo conserva el PRI, el PAN es la tercera fuerza, el único lugar donde se registra una diferencia importante es en Cuernavaca. Aquí el PAN gana la alcaldía en marzo y queda en tercer lugar en la elección federal de julio, el PRI pierde la alcaldía y gana la diputación federal, el PRD es tercer lugar con Jorge Pérez Bello como candidato a alcalde y segundo lugar con Raúl Iragorri como candidato a diputado federal.
Los diputados locales y presidentes municipales ampliaron su gestión para entregar el Congreso el 1 de septiembre y los ayuntamientos el 1 de noviembre del 2000, el gobierno del estado cerró la administración con “los tres Jorges”. Carrillo Olea de mayo de 1994 a mayo de 1998, Morales Barud de mayo de 1998 a mayo del 2000 y García Rubí del 18 de mayo al 1 de octubre de 2000.
El argumento que más difundió el gobierno de Morelos, para impulsar la iniciativa para empatar la elección a la federal, fue el financiero. Aseguraban que era un gasto doble de tiempo y de dinero, de sociedad, partidos, candidatos y estructuras de organización y calificación del proceso que se realizaba, cuando todo podía simplificarse transfiriéndolo a una sola jornada.
El primer conflicto se dio, cuando al organizar la elección del 2000, descubrieron que era una elección en la que en el mismo día los votantes tenían que acudir a dos casillas, ubicadas una junto a la otra para emitir su sufragio en seis boletas diferentes, en las urnas federales la de presidente de la república, senadores y diputados federales. En la estatal, gobernador, diputados locales y presidentes municipales.
Los integrantes de los partidos políticos reconocen que los ciudadanos con intención de votar, son casi el 50% de los registrados, en su mayoría no conocen a quienes son los casi medio centenar de candidatos por casi 10 partidos políticos a los seis puestos de elección popular que designarán, ponen especial atención en el presidente municipal y conocen al candidato a presidente por sus constantes anuncios en medios de comunicación y en la vía pública. En las zonas urbanas también se identifica a los aspirantes a la gubernatura.
El resto de los aspirantes, los integrantes al Poder Legislativo, tienen menos presencia durante la campaña, las regulaciones sobre el acceso a medios de comunicación electrónicos complican más el proselitismo, porque impiden la contratación directa de publicidad y deben limitarse a la que les otorga el Instituto Electoral. En los medios de comunicación electrónicos el número de radioescuchas y televidentes disminuye durante la etapa final del proceso de proselitismo por la saturación de comerciales de partidos y autoridades electorales.
Al ser concurrentes las elecciones también se incrementa la “contaminación visual”, incluso las grandes empresas suspenden sus campañas durante ese proceso para no competir por los espacios públicos. Los partidos invaden los “espectaculares” y los lugares donde pueden colocar su propaganda en un área que no está restringida como los medios electrónicos, lo que convierte a la vía pública en depósitos de pendones y gallardetes de forma indiscriminada. Son más los anuncios que los postes para colgarlos, aseguran los “estrategas” de cada partido, que esto a provocando “la guerra de bardas y postes” entre partidos.
La unificación de la jornada electoral provocó, según especialistas, confusión y desánimo entre los electores, al no diferenciar las propuestas regionales de las nacionales en momentos de “saturación de mensajes”, lo que genera la creencia de que en el candidato a la Presidencia de la República, cae en gran medida la posibilidad de que en Morelos triunfe el gobernador, estableciendo así dos esquemas: el voto diferenciado y el voto en cascada. Abriendo así el análisis en torno a ¿qué pesa más, el partido o el candidato?
EL VOTO DIFERENCIADO
En el 2000, priistas y perredistas aseguran que Acción Nacional en Morelos logró ganar la gubernatura, gracias a el impacto nacional que tuvo la precampaña y la campaña de Vicente Fox, quien desde el gobierno de Guanajuato y con dos años de anticipación inició un recorrido por el territorio nacional y algunos lugares en el extranjero, para expresar su intención de ser el candidato presidencial del PAN.
Reconocen que el gobierno municipal estuvo al margen de los conflictos de 1998 y eso impactó en el ánimo de los votantes, pero se niegan a aceptar que fuera una visión con un peso tal que con ello lograra la gubernatura, en los números Fox ganó por poco más del 5% la elección, Estrada venció con más del 50%, ya que 340 mil votos obtuvo el PAN y 170 mil el PRI.
En el 2006 el resultado fue diferenciado, el candidato presidencial panista Felipe Calderón tuvo aquí más de 100 mil votos menos que Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo el candidato a gobernador Marco Antonio Adame Castillo del PAN triunfó sobre el candidato del PRD Fernando Martínez Cué (246 mil votos del PAN y 219 mil del PRD). Los gobiernos salientes del PRI en el 2000 y del PAN en el 2000, les habían realizado juicios políticos iniciados por el actual senador Graco Ramírez. En el primer caso Carrillo pidió licencia y en el segundo Estrada Cajigal concluyó su mandato.
Quienes aseguran que el voto diferenciado será una condición natural en los próximos procesos electorales, desde el interior de los partidos políticos aseguran que tendrá más peso en el ánimo de los electores el nombre y la trayectoria del candidato, su mensaje, la posibilidad de presentar un proyecto para atender los reclamos sociales, de empleo, salud, educación, cuidado del medio ambiente y seguridad pública, que el nombre y la trayectoria del partido político que lo impulse.
Quienes aseguran que por ser una elección concurrente el voto será “en cascada”, es decir que en la mayoría de las seis boletas sufragarán por un partido cuyo candidato presidencial logre sumar el mayor número de simpatías de los morelenses, y que por ello la decisión de quien gobernará Morelos será tomada desde el comité nacional y es con ellos con quienes tienen que hacer su precampaña los aspirantes. Aseguran que poco impacto tendrá el trabajo que realicen las estructuras locales, siempre y cuando se disciplinen a los ordenamientos nacionales.
En las elecciones de 2000 y 2006 el PRI se disciplinó a los lineamientos nacionales, luego de que lograron determinar quien sería su candidato, en ambos casos fueron procesos internos complejos y con sus peculiaridades. En esas dos elecciones el PRD también se disciplinó a los lineamientos nacionales, con una peculiaridad, en 2006 el enfrentamiento entre el candidato a gobernador Fernando Martínez Cué y a senador Graco Ramírez trascendió sobre las cuestiones internas del partido, fue un asunto que analizaron panistas y priistas dentro de sus estrategias de campaña, sobre todo por la ventaja que en la entidad favorecía a López Obrador.
El Partido Acción Nacional en los dos procesos ya tenía determinado quien sería su candidato desde meses antes de que se iniciara el proceso, Sergio Estrada no tuvo competencia abierta en su intención de trasladarse del municipio al gobierno estatal en el 2000. En el 2006 los propios panistas impulsaron desde meses antes su intención de que su candidato a gobernador fuera el senador y ex diputado federal Marco Adame, en las dos ocasiones enviaron un mensaje de unidad y disciplina hacia la sociedad durante el proceso interno para la designación de aspirante a mandatario estatal.
Según los propios panistas en el 2000 ganó la marca o partido y en el 2006 ganó el producto o candidato.
RUMBO AL 2012
En cada instituto político de Morelos existen condiciones diversas en torno a que se impondrá si la búsqueda del voto diferenciado o del voto en cascada, si buscarán atraer electores a través de “la marca”, o sea el nombre del partido; o buscarán que “el producto”, o sea el candidato, busque generar un voto que les signifique a él la mayoría y desde ahí impulsar sufragios a sus correligionarios. Por ello hay que considerar en qué condiciones se encuentran en la actualidad los partidos políticos y sus probables candidatos, sin perder el enfoque de que las encuestas de hoy, reflejan una intención de voto muy diferente a la que tendrán los electores a finales de junio de 2012.
A nivel nacional en cada organización existen condiciones para que la intención electoral se modifique, hoy el PRI tiene un amplio margen que se incrementa cuando se cuestiona si el candidato es Enrique Peña Nieto, quien concluye su gestión de gobernador del Estado de México el próximo 15 de septiembre, tiene a su favor de que dispondrá de “libertad total” para realizar una intensa precampaña por todo el territorio nacional y en el extranjero, dejará de tener una responsabilidad pública y fuero constitucional, pero en esa etapa es cuando el precandidato es más “afectable”.
En el 2005, Arturo Montiel le entregó a Enrique Peña Nieto la gubernatura en medio de una serie de escándalos por sus matrimonios y la participación de su familia en diversos negocios, a las pocas semanas desistió de su intención de competir para la candidatura, tema que le ayudaron a enfrentar los integrantes de su organización. En aquella ocasión fue candidato el dirigente nacional Roberto Madrazo Pintado, en la contienda constitucional quedaron él y la candidata para Morelos Maricela Sánchez y su partido en el ámbito nacional y estatal en el tercer lugar.
Los integrantes de este partido y sus dirigencias reconocen abiertamente, sobre todo en Morelos, que su abanderado será el gobernador Peña Nieto, reconocen que buscarán “el voto en cascada”, pero reflejan la perdida de identidad local, luego de 12 años de ser oposición y llegar a ser en el 2006 la tercera fuerza política, han responsabilizado a Maricela Sánchez y a Guillermo del Valle de esa condición. Y éstos en repetidas ocasiones a los denunciantes les han cuestionado ¿en dónde estuvieron esta década de adversidades porque en el PRI Morelos no aparecieron?
EL PRI, LOS DERROTADOS DEL 2009
A finales del 2008, los militantes del Partido Revolucionario Institucional en Morelos no creían que podían triunfar en las elecciones de julio de 2009, por ello tuvieron una composición singular de candidaturas, imitaron la actitud panistas previa a 1997, de buscar desde la dirigencia los espacios “seguros”, los primeros lugares en las listas plurinominales, y dejar que “los nuevos cuadros” se foguearan en la búsqueda de triunfos “inalcanzables”.
Una decisión del Tribunal Federal del Poder Judicial de la Federación, es el origen de la complejidad que hoy enfrenta esta organización, para determinar quienes serán sus candidatos en la siguiente contienda, el triunfo en los cinco distritos federales de Morelos, y la alta votación en la circunscripción, dejó fuera de la diputación federal plurinominal a la ex presidenta del PRI, Maricela Sánchez Cortés, el triunfo en 15 de los 18 distritos locales dejó fuera del Congreso al entonces presidente estatal Guillermo del Valle Reyes, a Laura Ocampo y a Samuel Palma.
Algunos priistas aseguran que desde el CEN del PRI a todos los “desplazados” por el triunfo se les ofreció participar en la elección constitucional, en alcaldías y distritos, en donde el PRI con otros candidatos logró obtener el mayor número de votos, en tanto que éstos paulatinamente han logrado encontrar espacios dentro de su organización.
Samuel Palma es líder del sector popular del PRI, Maricela y Guillermo buscaron impulsar al diputado Julio Espín a la dirigencia estatal del PRI, Amado Orihuela abanderó las intenciones de alcaldes y diputados de evitar que Sánchez Cortés y del Valle Reyes regresaran al PRI.
Alcaldes y legisladores impulsaron a Orihuela Trejo, hoy se han distanciado de la dirigencia estatal y buscan evitar que Maricela Sánchez “abandone” el PRI como les sucedió hace seis años con Juan Salgado, quien participó en la estructura que apoyó a López Obrador en Morelos, donde lograron 100 mil votos más que el candidato presidencial Felipe Calderón. El ex presidente del PRI Jorge Meade Ocaranza pretende participar como precandidato a la gubernatura. En sus reuniones insiste que los precandidatos y la militancia deben conservar la unidad, que se ve afectada por diversas causas, entre las que destacan los incumplimientos de compromisos por parte de la dirigencia estatal.
En 1997 el PRD fue la primera fuerza electoral de Morelos, con ese resultado se iniciaron una serie de conflictos que provocaron divisionismo en sus filas, en el 2000 fueron la tercera fuerza. El PRI Morelos vive constantes enfrentamientos entre sus militantes, el sector obrero y el campesino no cuenta con una estructura de base sólida, perdió el control de obreros y campesinos durante la última década, sin embargo sus dirigentes sí tienen injerencia en las nominaciones, lo que también genera conflictos.
Luego de 12 años de ser oposición, el PRI y los priistas aseguran que encabezados desde la candidatura presidencial por Enrique Peña Nieto, podrán recuperar Morelos, sin importar quien sea el candidato, todos apuestan al “voto en cascada, y por ello consideran que lo importante es lograr la nominación, del resto se encargará el partido. Muchos consideran que incluso están en condiciones de superar escisiones como las que vivieron en procesos anteriores, gracias a la ventaja nacional que les significa participar en una elección concurrente.
EL ESCENARIO PANISTA
En el estado de Morelos se ubica al senador Adrián Rivera, al secretario de Salud Víctor Caballero, al diputado federal Jesús Giles y al secretario de Programación y Finanzas Alejandro Villareal Gasca como precandidatos a la gubernatura. En el “cuarto de guerra”, donde deben analizar representantes del gobierno estatal y de la dirigencia del partido las estrategias a seguir, deben revisar la posibilidad de buscar impulsar el voto diferenciado, a favor de su candidato a gobernador y a algunas posiciones que justifiquen el triunfo, como sería la alcaldía de la Capital y de los municipios con mayor peso electoral, o participar de la búsqueda del “sufragio en cascada”.
En tal decisión influirá las perspectivas reales de triunfo que tenga el candidato presidencial, que será dado a conocer al finales de año, cuando las preferencias del voto se ajusten de acuerdo al éxito que tengan las acciones emprendidas por ese partido y por el gobierno a nivel federal para reconciliarse con los electores y para disminuir las intenciones de voto a favor de sus dos adversarios históricos: el PRD y el PRI.
Desde 1991, el Partido Acción Nacional ha logrado superar divisiones internas previas a la elección en 2009, luego de una serie de auditorías que pretendieron implicarlo a él y sus más cercanos colaboradores en supuestos desvíos de recursos públicos no comprobados, el ex gobernador Sergio Estrada anunció su renuncia al Partido Acción Nacional. Semanas después externo su intención de apoyar a los candidatos priistas y acudió a algunas reuniones públicas con el dirigente estatal Guillermo del Valle y con el candidato a la presidencia municipal de Cuernavaca Manuel Martínez Garrigós.
Los panistas que iniciaron la construcción de esa organización desde que la presidió José Raúl Hernández Ávila en 1991, permanecen en la organización, sin embargo ninguno de ellos está hoy en la lista de precandidatos, además del ex líder estatal Rivera Pérez, Jesús Giles llegó a esa organización cuando se integró al municipio en 1997, igual que Villarreal, Caballero se integró al principio de la actual administración, esa organización dejó de impulsar la formación de cuadros, luego del triunfo del 2000, se dedicaron más a reubicarse dentro de la nómina gubernamental y hoy requieren de la integración de nuevos liderazgos.
Su propuesta electoral la definirán luego de conocer el nombre de quien será su candidato a la presidencia, lo que hoy está propiciando una revisión sobre los resultados de los gobiernos panistas en las diversas áreas, para remontar el impacto de la agenda de la Seguridad Publica y provocar el reconocimiento de sus logros. El dirigente estatal Germán Castañón aseguró que nada está definido, la intención electoral mostrada en las recientes encuestas es muy diferente al resultado que se obtendrá en julio.
EL PRD Y MORENA
En 1988, el Frente Democrático Nacional en Morelos reunió para Cuauhtémoc Cárdenas más votos que el PRI para Salinas de Gortari, en aquella organización participaron una serie de líderes locales, formados bajo la guía de Sergio Méndez Arceo, participaron en la construcción del Partido de la Revolución Democrática, en 1997 se enfrentaron al grupo de neo perredistas encabezados por el actual senador Graco Ramírez. Los dirigentes de aquella época Oscar Rosas, Juan Ignacio Suárez Huape y Julián Vences, entre otros, están alejados de la organización y no participan en la construcción de la nueva dirigencia.
De 1991 a 1997 fue una organización con una importante vinculación con zonas rurales, donde sus dirigentes desarrollaban actividades que vinculaban a los hombres del campo con las propuestas progresistas, que presentaban, a partir de la elección de 1997, luego del arribo de Ramírez Garrido, los perredistas “de la ciudad” fueron desplazando paulatinamente a “los del campo”. Hoy existe la posibilidad de que un grupo de perredistas, y de militantes y dirigentes de los partidos Convergencia y del Trabajo, se vinculen a una candidatura diferente, como consecuencia del enfrentamiento que a nivel nacional existe entre Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador.
El 11 de agosto el senador de PRD Carlos Sotelo, integrante de la corriente Izquierda Democrática Nacional, señaló que Graco Ramírez abandonó el pacto con la sociedad para vincularse al gobierno y construir un espejismo electoral con los panistas, en el cual él será el candidato a la gubernatura. Lo que confirma que al interior de aquella organización existen divisiones que no podrán ser superadas por la organización local, que necesita que el PRD y las fuerzas políticas que han estado aliadas a su estructura en las últimas elecciones permanezcan unidas para incrementar sus perspectivas de voto.
En el PRI y el PRD de Morelos serán las dirigencias nacionales las que determinen quienes serán los candidatos, los precandidatos a gobernador de cada organización se enfrentan sin límites y sin reglas, por ello la decisión no podrá tomarse de forma local, está integrada a la construcción de la propuesta nacional. En el PAN tendrán que disciplinarse a lo que suceda con la candidatura presidencial, tomando en cuenta su tradición de disciplina y la complejidad que como gobierno enfrentan para construir un propuesta que les permita permanecer en el poder.
El trabajo de partidos y precandidatos de Morelos está direccionado a congratularse con sus dirigencias nacionales, todos tienen entendido que al estar involucrados en una elección concurrente, el voto diferenciado, el voto en cascada y otras posibilidades podrán aplicarse en la medida en que lo permitan desde el centro del país y de acuerdo al impacto que consideren que tendrá esa propuesta en el escenario nacional. Aquí sólo se trata de cinco de los 300 distritos electorales federales, la Presidencia de la República y el control del Congreso de la Unión los gana el partido que logre tener el mayor número de votos en el mayor número de distritos. El resto es mediático.