El magistrado pide una sucesión transparente en el Poder Judicial.
El magistrado Andrés Hipólito Prieto se postuló como aspirante a la presidencia del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) y aunque rechazó convertirse en detractor de la actual magistrada presidenta, Carmen Cueva López, afirmó que la reelección nunca ha sido sana para la institución y se necesita un cambio a favor de la autonomía y la independencia del Poder Judicial.
“La exigencia de la base trabajadora, de los jueces, de los operadores de justicia en general, piden que venga un cambio, una renovación, pero sobre todo piden que el cargo se ejerza de manera diferente. Que sea, por una parte, transparente, que sea incluyente, que no haya intolerancia, que no haya discriminación”, refirió el magistrado.
Hipólito Prieto destacó que “la población impartidora de justicia así lo reclama, así lo reclaman también los justiciables que son a quienes nos debemos los impartidores de justicia; pero también lo reclaman los abogados, la academia, que el cargo de presidente del TSJ se ejerza de otra manera y se busque no a través de la prebenda, no del amiguismo, de los cuates, sino que se busque no a la persona sino el trabajo de la persona”, dijo.
Y es que desde el inicio de su gestión, Cuevas López recibió fuertes críticas no sólo de algunos de sus homólogos sino de los operadores judiciales, trabajadores y organizaciones de abogados por su intolerancia y cerrazón al diálogo, la mezcla de asuntos religiosos personales con la labor institucional y, sobre todo, por su defensa endeble del Poder Judicial.
Rechazó insistentemente en descalificar o atacar la gestión de Cuevas López, sin embargo dejó claro que de ser electo presidente del TSJ, peleará por la autonomía financiera del Poder Judicial para evitar presiones y subordinación a otros poderes del Estado.
Recordó que el Congreso congeló la declaratoria de la reforma constitucional que permitiría al Poder Judicial obtener por lo menos el 4.7 por ciento del presupuesto estatal anual, y sostuvo que mientras dicha autonomía no sea una realidad, la impartición de justicia seguirá mendigando su presupuesto y estará expuesta a los intereses externos.
También recalcó que “las reelecciones, al menos en el TSJ, no han sido sanas, no han sido buenas, no han sido positivas; el cargo de por sí desgasta en todos los sentidos, entonces buscar la reelección no sólo desgasta a la persona, desgasta a la misma institución”, como sucedió con los casos de Nadia Luz Lara Chávez y Ricardo Rosas Pérez.
Cuestionado sobre la posibilidad de que Carmen Cuevas mantenga un voto de lealtad de varios magistrados por favores personales recibidos y beneficios como la ampliación de sus periodos en el cargo por 20 años, Hipólito Prieto sostuvo que los agradecimientos deben saldarse en el ámbito personal y apeló a un voto reflexivo y consciente de los magistrados, quienes deberán sopesar qué es lo mejor para la institución.
“Tienen un compromiso personal, no tienen un compromiso con la institución… Si bien es cierto que la actual presidenta les ha hecho favores en lo personal, que se lo agradezcan en lo personal, pero que no afecten a la institución”, dijo y subrayó que hará una campaña limpia, sin denuestos ni ataques, pese al riesgo de que él sea el blanco de descalificaciones.
Resaltó que iniciará una campaña al interior del TSJ para lograr los votos de la mayoría de sus homólogo y presentará, en vísperas de la elección –el próximo 17 de mayo–, su proyecto de trabajo basado en cinco ejes fundamentales: desarrollo del gobierno judicial; lograr, de una vez por todas, la autonomía financiera del Poder Judicial; propiciar la modernización de la impartición de justicia con el uso de las nuevas tecnologías en las áreas civil y familiar; fomentar la carrera judicial para que los operadores de justicia puedan avanzar en su profesionalización y lograr ascensos, y la transparencia y rendición de cuentas.
Agregó que Cuevas López o cualquier otro magistrado tiene el derecho legítimo de postularse por la presidencia del TSJ, pero insistió en que la contienda por la presidencia debe ser limpia y basada en la trayectoria personal y el proyecto de trabajo.