Tepoztlán, Morelos.- A pesar de haberse demostrado que las galeras de Tlaltizapán, donde viven 150 familias de cortadores de caña, resultaron dañadas en grado mayor por el terremoto del pasado 19 de septiembre, nadie les ha hecho caso. Sólo Protección Civil se presentó la semana anterior pero no quiso declarar el inmueble inhabitable, aseguró el delegado del Sindicato de Trabajadores de la Industria del Auto Transporte (STIAT), Isauro Molina Nava.
“Pero ya no sólo son esas familias las que peligran por un posible derrumbe, acaban de llegar cerca de mil trabajadores más para el corte de temporada, procedentes de distintas partes de Morelos, Guerrero y Oaxaca, y a todos los metieron ahí, hacinados como sardinas, sin agua, luz, ni gas para la elaboración de sus alimentos”, indicó.
Ante el desprecio de algunas organizaciones competentes en el caso, como la CNC, dijo: “Decidimos meter una queja ante la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Morelos y el compromiso fue que irán a realizar una inspección para girar la recomendación correspondiente y los afectados están en espera de ello”.
Molina Nava insistió en que no se les proporcionan ni servicios fundamentales como el agua potable o de uso doméstico y, al terminar el jornal, los trabajadores se ven obligados a bañarse en el canal conocido como “Agua Dulce”, que viene contaminado de drenajes y todo tipo de desechos que ponen en riesgo su salud.
Su única fuente de abastecimiento es un hidrante que se colocó en la calle, pero que no es suficiente para cubrir las necesidades de todos. “Bueno, hay una escuela que le llaman para migrantes, pero no funciona del todo, porque los maestros no aceptan alumnos que no hablen español y la mayoría de los niños hablan dialecto”, abundó.
Dadas las condiciones, advirtió, se ha integrado una comisión de seis trabajadores que irá a la Ciudad de México para buscar apoyo de la Asociación Nacional de Productores de Azúcar a la que pertenecen, así como del Sindicato Mexicano de Trabajadores, Obreros y Constructores de la República Mexicana, al que se supone están afiliados, pero sólo les cobran sus cuotas.
La Federación de Trabajadores de Morelos (FTM) formó un sindicato local con ellos hace años, pero ya está en el archivo muerto de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje (JLCyA), porque nadie lo ha reactivado, concluyó.