El agua potable que se entrega en México es, en términos generales, de calidad, pero su distribución y administración son aún muy deficientes, afirmó Jorge Fuentes Martínez, coordinador de Proyectos del Consejo Consultivo del Agua.
En entrevista para SinEmbargo, Fuentes Martínez expuso que el tema de la calidad del agua tiene que ver con la distribución geográfica del país que, en general, no coincide con la distribución de la población.
En el mismo sentido, Pedro Rodríguez Espinosa, doctor en Ciencias en Tecnología Avanzada por el Instituto Politécnico Nacional (IPN), planteó que el agua distribuida en el país, especialmente para fines residenciales, en su mayoría proviene de aguas subterráneas que son de buena calidad.
No obstante, reconoció que la distribución “definitivamente no es equitativa”, ya que depende de la disponibilidad por cuestiones geográficas, orográficas y de las condiciones subterráneas.
Fuentes explicó que el volumen de agua renovable promedio per cápita es de cerca de 4 mil metros cúbicos por año, no obstante, existen diferencias sustanciales entre el sureste y el norte del territorio nacional, donde se observan áreas con gran escasez del vital líquido y regiones, por otro lado, con frecuentes eventos hidrometeorológicos como inundaciones y afectaciones en asentamientos e infraestructuras.
En ese sentido, comentó que existe una “gran vulnerabilidad a eventos hidrometeorológicos extraordinarios”, como resultado de una “inadecuada regulación” y por corrupción en la aplicación de los programas de desarrollo urbanos.
De igual manera, informó que en la zona centro norte del país se concentra aproximadamente el 27 por ciento de la población y es ahí en donde se genera el 79 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y sólo se cuenta con el 32 por ciento del agua renovable. En cambio, en la zona sur existe el 68 por ciento del agua del país y sólo se asienta el 23 por ciento de la población que genera aproximadamente el 21 por ciento del PIB.
“Estas son las complicaciones que tiene el país, el país tiene agua, pero está mal distribuida y mal administrada”, apuntó.
En términos generales, –dijo– se considera que a nivel nacional, el 22 por ciento del agua superficial se encuentra contaminada o fuertemente contaminada (DOB), el 33 por ciento tiene una calidad aceptable y el 44 por ciento observa calidad buena y excelente.
Ante este panorama, subrayó que el gran reto por parte de los órdenes de Gobierno es crear una nueva propuesta de ley, y a nombre del Consejo propuso la implementación de una regulación eficaz sobre las descargas de aguas residuales en apego al cumplimiento de la normatividad.
“Es importante señalar la ausencia de una regulación y vigilancia eficaces de descargas de aguas residuales, así como la impunidad y falta de cumplimiento de la normatividad”.
Sobre el tema, el doctor Rodríguez enfatizó en que “todos somos responsables de la suciedad de agua porque todos la utilizamos”, por ello, señaló que la solución no se encuentra en limpiar el vital líquido, sino en evitar contaminarlo.
El último Plan Nacional Hídrico establece que la cobertura nacional de agua potable es del 92 por ciento; el medio urbano cuenta con una cobertura del 95 por ciento y el rural con el 80.3 por ciento.
En el caso del alcantarillado, la cobertura es del 90.5 por ciento a nivel nacional; el 90.5 por ciento de las zonas urbanas está cubierta, mientras el 29.9 por ciento de las rurales no cuenta con alcantarillado.
Fuentes comentó que los datos más importantes sobre el tema de la calidad del agua tienen que ver con la contaminación de los acuíferos:
“De los cerca de 653 acuíferos, 106 se encuentran sobreexplotados especialmente en zonas de interface agrícola y urbana, lo que está agotando y contaminando las cuencas por minerales naturales”, dijo.
En ese sentido, reveló que el principal problema de salud pública se da por arsénico en algunas de las cuencas, por ejemplo, la del Río Lerma, misma que está comprometida para el desarrollo urbano considerado desde la actualidad, hasta el año 2030.
El abasto de agua en México es discriminatorio, dicen ambientalistas; 35 millones no tienen acceso al líquido
Cabe mencionar que durante el “Seminario de Agua, Ambiente y Derechos Humanos”, realizado en Cuernavaca, Morelos el mes pasado, Anaid Velasco Ramírez, gerente de Investigación del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda) señaló que la carencia del vital líquido es una factor de pobreza.
De acuerdo con el Índice Ethos de Pobreza para México, la variable de ingreso es la que más contribuye a dicha condición en el hogar [22 por ciento], seguida de las de servicio sanitario y de acceso al agua potable, con 20 y 21 por ciento respectivamente.
La especialista agregó que el 41 por ciento del factor de pobreza tiene que ver con la cantidad y calidad del vital líquido al que se tiene acceso.
Por ejemplo, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) de 2010, la falta de agua en Guerrero afectó a poco más de la tercera parte de su población, en Veracruz a una de cada cuatro, en algunas zonas de Tabasco, Chiapas y Oaxaca a uno de cada cinco habitantes; y en Coahuila existen municipios en los que tres de cada diez pobladores no cuentan con agua.
Con Información de Sin Embargo