En los estados mexicanos se puede encontrar a esta especie en Tamaulipas, Veracruz, Tabasco, Chiapas, Campeche y en el sur de Quintana Roo.
El manatí está considerado desde 1975 en peligro de extinción por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) y desde el año de 1982, como especie vulnerable por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
La pérdida de su hábitat por las actividades de los humanos es la principal amenaza que estos animales enfrentan, ya que no cuentan con depredadores enemigos y además es un mamífero hervíboro, por lo que su alimento consiste en grandes cantidades diarias de algas y lirios.
México cuenta con una sola especie de manatí, la Trichechus manatus manatus, cuyos ejemplares tienen como principal riesgo la contaminación de la zona marina donde habita, ya que a veces ingieren vegetación con cierto nivel de metales o residuos tóxicos. En ocasiones son golpeados por botes de motor o llegan a ser víctimas de la cacería indiscriminada.
En México habita una única especie de manatí que se distribuye principalmente en el Golfo de México y del Caribe y en humedales de Tamaulipas, Veracruz, Tabasco, Campeche, Chiapas, Yucatán y Quintana Roo. Foto: Cuartoscuro/Archivo.
MANATÍ ANTILLANO
La única especie en México tiene las extremidades anteriores modificadas en aletas muy flexibles, con tres uñas planas y redondas para poder desplazarse al fondo del agua y sujetar su alimento.
Aún cuando el manatí es en la actualidad una especie protegida en México, existen pocos datos sobre el estado de conservación de las poblaciones a nivel local y los programas de conservación de estos mamíferos son muy escasos, de acuerdo con un estudio realizado en Catzajá, Chiapas por el Departamento de Vida Silvestre, Subsecretaría de Medio Ambiente Desarrollo Urbano y Vivienda del Estado de Chiapas.
Para la cultura maya la presencia del manatí podría haber sido muy importante, ya que se encontró en el templo de la Cruz en Palenque un glifo que representaba al segundo gobernante del hoy sitio arqueológico.
Durante la década de los 50 en México se realizaba la pesca del manatí en comunidades del Golfo de México, pues se extraía carne y grasa como alimento y huesos como medicina para enfermedades respiratorias y sanguíneas.
Posteriormente se dio la veda de pesca y la cultura popular catazajense protege al manatí, pues representa parte del folklor tradicional al ser parte de una leyenda regional de un “hombre-pez”.
Estos animales son muy pacíficos, su distribución internacional es desde Florida en Estados Unidos hasta Brasil. En México el manatí está bajo protección de la NOM-059-SEMARNAT-2010.
Aunque en muchos países la pesca de manatíes es ilegal, esta actividad continúa, ya que su carne se vende en algunos mercados. Su hábitat natural también se encuentra amenazado por la expansión de las actividades humanas. Foto: Shutterstock. | Vía Sin Embargo